CASINO DEL PLATA

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" los días 05/06/16 (1º Parte) y 12/06/16 (2º Parte).


        Algunos comentarios y publicaciones consideran que el primer centro social o club que se creó en Gualeguaychú fue el Casino del Plata, antecedente inmediato del Recreo Argentino. Inexacto. Fue una simple asociación creada para satisfacción de los intereses personales de sus accionistas. El Recreo no deriva del Casino del Plata como lo hace suponer la placa empotrada en unos de los pasillos de la sede social de esta entidad, que se creara –según consta en ella– el 29 de julio de 1855. El Casino carecía de fines altruistas. Actuó como una simple sociedad encargada de administrar un café, que ya antes había funcionado ─con billares y otros juegos que practicaban sus integrantes, quienes se habían relacionados entre sí por tener los mismos gustos, lo que les daba “unidad mental”─. Cedían el salón en locación a instituciones o particulares para fiestas y, especialmente, bailes y tertulias.
        Esta sociedad se diferenció de las instituciones de esa época, sobre todo, por la calidad de los fines que procuraba alcanzar. El Casino solo buscaba ventajas o utilidades personales para sus socios, quienes miraban para adentro sin preocuparse por la comunidad. Concordaban en la búsqueda de objetivos simples y políticos, y carecían de estatuto; en consecuencia, no tenían forma de designar a sus dirigentes.
      En cambio El CLUB,(1) fundado ese mismo año de 1855, y el Recreo Argentino (1860) se esforzaron por llevar adelante –de manera permanente– objetivos valiosos para la comunidad con total independencia de los intereses personales de quienes lo integraban. Al CLUB ─al que casi de inmediato se le adicionó al nombre “de Gualeguaychú”, por lo que pasó a llamarse CLUB DE GUALEGUAYCHÚ─,(2) lo consideramos como el antecedente inmediato del Recreo. Nacieron y crecieron institucionalizados. Promovían dignas iniciativas o apoyaban las de otros buscando servir a la comunidad.
        Las carencias de El Casino –muy difíciles de sortear– provocaron desorden y, posteriormente, la separación de un numeroso grupo de socios.
Una citación publicada en un matutino(3) en septiembre de 1858, tres años después de su creación, hacía saber que “a la una del día tendrá lugar la reunión de los señores socios en el local de costumbre para la aprobación del reglamento”. Esto pone de manifiesto la falta de organización institucional. No sabemos si llegó a aprobarse el reglamento.
        Los diferentes intereses personales provocaron la rápida disolución del Casino, en lo que pudo influir que muchos de los miembros más respetables pertenecían a la masonería(4) y al mitrismo.

El Casino del Plata, solo un café


      Estaba ubicado en la intersección de las calles 25 de Mayo y Montevideo, ángulo sureste. Numerosas publicaciones de la época acreditan que era un café con salón.(5) Se puede corroborar especialmente en La Esperanza de Entre Ríos,(6) que desde los primeros ejemplares y en reiteradas oportunidades, informa sobre los bailes y fiestas que se realizan en el salón del café Casino. En un ejemplar de agosto de 1858, relata que la tertulia dada por “los jóvenes de la Sociedad Liceo”, el 12 a la.
        El mismo periódico publica(7) una invitación del Liceo Recreativo del 20 de octubre de 1858 en los siguientes términos: “Esta Sociedad da esta noche en el salón Casino su tertulia mensual. Sabemos que nuestras bellas se preparan y que la tertulia será brillante, prepárense jóvenes y al Liceo”.
        El comentario de esa tertulia se edita en el Nº 33 de octubre,(8) cuando informa que “Una escogida y numerosa concurrencia poblaba el hermoso salón del Casino”.
     El Eco de Entre Ríos,(9) pocos días antes de la fiesta de inauguración del Recreo, publica lo siguiente: “El antiguo café “Casino del Plata” y después Café París se ha vuelto a abrir nuevamente habiendo sido refaccionado en todo. El buen servicio y aseo esmerado. Los licores los más finos y las masitas de primera calidad. El salón ha sido arreglado y con mucho gusto. Ahora falta que la sociedad de jóvenes, la dichosa sociedad, que hace un año que está por formarse, lo estrene con un lucido baile el 1 de Enero de 1861”.(10)
        Un siglo después, poco tiempo antes de festejarse el primer centenario del Recreo Argentino, en 1959, se publica en el matutino local, El Argentino, un artículo titulado “Algo sobre el Club Recreo Argentino",(11) firmado con las iniciales M.A.B., que expresa:
“Próximo a cumplir los cien años de existencia el Club Social Recreo Argentino (...) creo necesario dar una explicación sobre su formación, ya que hasta la fecha, a lo menos las últimas generaciones estaban equivocadas sobre su verdadero origen y formación haciéndolo derivar del Casino del Plata, fundado en el año 1855, como lo indica la placa empotrada en uno de los pasillos del actual edificio, y que los que integraban fundaron el actual Recreo Argentino el 1º de Mayo de 1860.
Esta conclusión, de acuerdo a los elementos de que puedo disponer, la conceptuó inexacta, teniendo en cuenta que el “Casino del Plata” era un café como se puede apreciar en las publicaciones de la época. (…)
De todo ello se deriva, que el Casino del Plata era un café que desapareció en 1858 para surgir luego con el nombre de café París, y que las instituciones sociales de la época solicitaban su salón para realizar las fiestas. Llegando por esta razón a la conclusión de que el club Recreo Argentino tiene como antecedente a los clubes más importantes de este tiempo que eran la Sociedad Entrerriana y Liceo Recreativo, que obedecían también a distintas tendencias políticas, el primero de los nombrados a “los crudos” o sea a los entrerrianos y el segundo a “los cocidos” o porteños. Y así se puede llegar con buen criterio a deducir que el actual Recreo Argentino se forma por la continuidad de uno de los clubes mencionados o bien por fusión de los mismos.(12)
        Como dijimos, integraban el Casino del Plata numerosos masones, miembros de la logia Unión y Filantropía Nº 56 de Gualeguaychú, inclusive don Bernardo Ramón Goyri, que fue su venerable maestro y presidente durante cinco lustros.(13) Querían imponer las decisiones que se tomaban en la logia sobre asuntos políticos para que esta sociedad les sirviera de ayuda. La logia era constante en su prédica antigubernamental. Pronto lo entendió la sociedad de Gualeguaychú, lo que quedó en evidencia al conocerse el contenido del acta de una reunión en la que todos los masones se comprometieron en estos términos:
“Bajo la fe de sus nombres, bienes y fama a ayudarse y protegerse recíprocamente contraataques que partiendo de la autoridad pública pudiera inferirles daño, cualesquiera fuera la forma que se empleare”.(14)
        En ese momento a la sociedad de Gualeguaychú no le cupo ninguna duda de que en la logia “...politiqueaban en grande” y de “que se iba levantado allí un centro de resistencia en oposición a la política y administración del gobierno del General Urquiza”(15) y que querían incluir al Casino del Plata”.
        Esas actitudes fueron provocando la reacción de los “accionistas” partidarios del gobierno y especialmente antiporteños, lo que determinó la disolución de esta sociedad político-comercial.
En esta primera parte de la nota,
al referirnos al origen de los centros sociales de la ciudad,
demostramos que el Casino del Plata no fue el antecedente del Recreo Argentino.

Liceo Recreativo
        La convicción política que tenían los masones mitristas (cocidos) en contra del gobierno de la Confederación y de Urquiza, en particular, avivaba los enfrentamientos y divergencias políticas e irritaba a otros miembros del Casino del Plata que eran urquicistas (crudos), por lo que estimaron que les convenía crear una nueva sociedad y manifestarse con absoluta libertad.
        El 14 de junio de 1858(16) fundaron, bajo los auspicios y el asesoramiento del propio Casino, un club que denominaron LICEO RECREATIVO, nombre con el que aspiran a disimular sus verdaderos fines políticos y atraer a los jóvenes con ansias de diversión. Dan su tertulia inaugural el mismo mes. Más adelante, el sábado 7 de agosto de 1858 –antevíspera del cumpleaños de Urquiza–, realizan “una representación teatral cuyo producido destinaron a la conclusión de la obra del reloj público”.(17)

Sociedad Entrerriana
        Los bandos eran irreconciliables y los acuerdos circunstanciales fueron violados, lo que motivó que muchos accionistas manifestaran su desacuerdo; y a pesar de que la sociedad estaba extinguida, impugnaron las resoluciones tomadas en la noche del 7 de julio de 1858 por incorrectas, instrumentaron sus protestas e hicieron expresa reserva de sus derechos mediante el acta notarial, que al día siguiente ─8 de julio─ fue extendida por al escribano don Mariano R. Jurado.
        Luego de los altercados suscitados en el mes de julio de 1858 en el Casino del Plata, un grupo de accionistas se retiró y se incorporó al CLUB DE GUALEGUAYCHÚ que pasó a llamarse SOCIEDAD ENTRERRIANA.(18) Iniciaron sus actividades con una gran tertulia que tuvo lugar en el teatro 1º de Mayo, en la víspera del cumpleaños del Presidente de la Confederación Argentina la noche del domingo 8 de agosto de 1858, que alcanzó singular éxito. Se bailó hasta la salida del sol del 9 de agosto, en festejo del cumpleaños del general Urquiza, que en esos años se celebraba este día.(19)

Acta notarial de protesta extrajudicial
        Es muy factible que el Casino del Plata, que era una sociedad comercial de aprovechamiento personal, fuera creada con fines de lucro y destinada a financiar o abaratar el esparcimiento de sus accionistas. Esa realidad permite explicar el motivo y el contenido del acta notarial de protesta y de reserva de derechos que suscribieron ante el escribano de esta ciudad de Gualeguaychú, con el carácter comercial de esta sociedad, y no de asociación, los numerosos términos jurídicos que adquieren singular relevancia de aplicación societaria─ vertidos por quienes integraban el Casino del Plata. En especial la reserva que hacen cuando dejan constancia de que recurrirían ante quién corresponda. Al igual que la inserción del notario notarial en el sentido de “que la expresada protesta extrajudicial tenga toda la fuerza y validez constase en escritura pública” es demostrativa del tipo de relaciones comerciales o de intereses que los vinculaba.
        Manifiestan que dejan asentada su protesta en un acta notarial contra resoluciones incorrectas y nulas “… que afectan las acciones y el derecho de cada accionista y de las que de ellas puedan dimanar en lo sucesivo”, por lo que con tiempo harán valer ante quien corresponda. Aluden a que con anterioridad a esa fecha esa sociedad estaba extinguida.

Escritura pública
        Dispuestos a defender a ultranza sus derechos, deciden la protocolización del acta referida a fin de darle el carácter de instrumento público. Por ese motivo, el 14 de julio de 1858, ante el escribano don Mariano R. Jurado se celebra ese acto notarial por el que se procede a la protocolización del acta labrada obrante en el folio 3, 4 y vuelto (al dorso) del protocolo del año 1858 a su cargo, el que fuera extendido a pedido de algunos “accionistas” del “ex” “Casino del Plata”, que discreparon decididamente con medidas incorrectas y nulas tomadas en la reunión del 7 de julio de 1858, y quienes manifestaron ante el escribano interviniente “que para que la expresada protesta extrajudicial tenga toda la fuerza y validez constase en esta escritura pública”.
        En la escritura de referencia hay una anotación marginal que textualmente dice: “PROTESTA. Socios fundadores del Casino del Plata contra otros miembros del mismo Casino”. Al folio 3 y 4vto. Del protocolo del año 1858 del Escribano Mariano Jurado, que se encuentra en el Registro de la Propiedad Inmobiliaria de esta ciudad”.
          Los hechos, las publicaciones, el acta notarial, las expresiones insertadas por los accionistas en ese acto y, luego, la escritura pública, demuestran fehacientemente que el Casino del Plata no fue una sociedad civil. La redacción del acta de la entidad la misma y los términos jurídicos empleados permiten deducir que se había extinguido con anterioridad al acto escriturario como taxativamente se expresa. Sus términos y principalmente la reserva de derechos de accionistas demuestran –sin lugar a dudas– que eran intereses patrimoniales y no sociales por los que luchaban y motivaron la renuncia de varios integrantes.

___________________________________________________________________________________
NOTAS
(1) A fines de 1855 tenía aprobados los estatutos que se imprimieron en la imprenta del Eco de Entre Ríos el 24 de marzo de 1856; su primer presidente fue Gervasio Méndez Casariego y el secretario, Manuel Garzón.
(2) Su sede social estuvo ubicada en calle Urquiza frente a la plaza Independencia, hoy San Martín, al lado del teatro 1º de Mayo.
(3) La Esperanza de Entre Ríos. Año I, Nº 11, 1º de septiembre de 1858. p. 3, col. 2.
(4) El Noticiero. Año XII, Nº. 170, 6 de enero de 1891
(5) La Esperanza de Entre Ríos. Nº 4, 15 de agosto de 1858, p.3, cols. 3 y 4.
(6) La Esperanza de Entre Ríos fue creado por uno de los fundadores del Recreo Argentino, don Marcelino Escalada. Su primer número apareció el domingo 8 de agosto de 1858
(7) La Esperanza de Entre Ríos. Nº 32, 20 de octubre de 1858, p. 3, col. 4
(8) 22 de octubre de 1858, p. 3, col.3
(9) Apareció el primer número el domingo 15 de enero de 1860, fue su primer director don Honoré Rousta, también fundador del Recreo
(10) El Eco de Entre Ríos. II época, 16 de diciembre de 1860, p. 3, cols. 3 y 4
(11) 21 de julio de 1959, p. 2
(12) BORQUES, Juan Carlos. Ensayos Históricos sobre el Periodismo de Gualeguaychú, Gualeguaychú, Imprenta San Martín 471, 1919, p. 76
(13) Ver nuestra publicación “La masonería en Gualeguaychú. Sus logias y sus hombres”, 2a parte del diario El Argentino, 2 de agosto de 2015
(14) Ibíd
(15) El Noticiero Año XII, Nº 1704, 6 de enero de 1891
(16) El Noticiero. Año XXXII, Nº 56, 30 de abril de 1910, p. 2, col.2.
(17) La Esperanza de Entre Ríos, Nº 3, 13 de agosto de 1858, p. 2, col .4 y p. 3, col.1
(18) La Esperanza de Entre Ríos, Nº 2, 11 de agosto de 1858, p. 3, col. 3.
(19) El Eco de Entre Ríos, II Época, Nº 21, 5 de agosto de 1860, p. 2, col. 4.