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CARNET DE CONDUCTOR PARA LOS ANCIANOS

Por: Hugo Daroca
Publicado en: Diario "El Argentino", el día martes 4 de noviembre de 2018

        Hace un tiempo apareció publicado en el diario El Argentino un artículo titulado "Luchar contra el maltrato a la vejez". Sostenía que "era importante no discriminar a las personas por razones de edad" y lo definía como "un trato único o repetido que causa daño o sufrimiento a los ancianos". Agregaba que también es agresión "no adoptar medidas apropiadas para evitar esa violencia" y en este caso es el ente municipal quien no sólo no adopta las medidas apropiadas, sino que las provoca.
        Esto es lo que sucede en nuestra ciudad con los adultos mayores y ancianos, como acertadamente lo expresa el ingeniero Oscar Badano en una excelente nota publicada en este matutino el 2 del corriente titulada: "Viejos mayores de 71 años ¿por qué nos discriminan?", en el que destaca las notables diferencias que existen para el otorgamiento del carnet de conducir entre los rangos de edad que van desde los 18 hasta los 70 años y el otro, el de los discriminados -viejos- que quedan comprendidos en el segundo.

“El viejo”
        La ordenanza municipal local, con fundamento en que quienes renuevan el carnet han pasado a detentar biológicamente mayor edad (culturalmente la calidad de viejo), no sólo disminuye los años por los que se renueva, sino que aumenta las exigencias.
        En nuestra ciudad el grupo de "vulnerables”, mayores de 70 años, tiene que renovar su licencia todos los años, y enfrentar el desafío que les crea la municipalidad. La anualidad le va restando probabilidades al deseo de volver a casa manejando.
        Lo cierto es que quienes anualmente tienen que renovar su carnet de conducir padecen el temor de perder la libertad, porque quitar el carnet provoca la pérdida de libertad (que es un valor ético). Además de aislarlo, le acarrea la pérdida de relaciones. La violencia psicológica y moral de la que son víctimas los ancianos por parte del Ejecutivo Municipal tiene que cesar y el Concejo Deliberante avocarse al estudio de una nueva ordenanza, dejar de reiterarlo.

“El anciano”
        Es la persona que recorre el último período de su vida y que, como "persona mayor", ha atravesado por las sucesivas edades vitales: niñez, adolescencia, juventud y adultez, y llegado al período postrero de su vida, en el que como consecuencia tiene una declinación natural de sus fuerzas vitales, pero no por eso puede ser objeto de destrato o abusos psicológicos o físicos.
        El "anciano" es una persona que, como tal, tiene derecho a los "derechos humanos" fundamentales: dignidad, igualdad y libertad. Entonces me tengo que hacer la misma pregunta que tan certeramente realizara el Ingeniero Badano: ¿por qué se nos discrimina?

Lo que debe hacerse
        Debe dictarse una ordenanza que otorgue garantías a los ancianos o "viejos" que puedan gozar de una vejez en paz, en libertad, sin que se los someta a esta impúdica exigencia, impropia de un régimen democrático.
        Reitero, hay agresión del ente municipal al no adoptar las medidas apropiadas para evitar cualquier clase de discriminación y para eso debe dictarse una nueva ordenanza.
        Corresponde legislar, analizar y buscar una solución al tema. Para comenzar se debería suspender el examen práctico y el oral o escrito a conductores que han manejado más de 50 años y copiar lo que se hace en países "progresistas" y en algunas ciudades de nuestro país en la que se realiza una evaluación cognitiva mediante un simple interrogatorio y sencillos tests, tras aclararle a cada conductor que los resultados no influirían en la decisión de renovar el registro, aunque se le pida algún otro estudio .
        Hay consenso entre los especialistas que es necesario evaluar las habilidades cognitivas en edades en las que el automóvil es un medio de transporte necesario por muchos motivos, como ocuparse de los nietos o reforzar una exigua jubilación, pero también para mantener la independencia, la libertad y no caer en el aislamiento.
        Existen cuatro requisitos cognitivos indispensables para un manejo seguro: la memoria, que nos permite recordar qué mano tiene una calle; la atención dividida, que nos ayuda a responder a más de un estímulo a la vez; las habilidades visuales espaciales, que son las que nos previenen de la distancia necesaria para frenar detrás de otro auto; y las funciones ejecutivas, que nos dan la velocidad de reacción al permitirnos anticipar, planificar y supervisar las acciones tan necesarias para un "manejo defensivo".

Podría extenderme mucho más, pero por ahora me hago dos preguntas:
        ¿Por qué los ancianos que manejamos hace más de sesenta años, muchos con formación terciaria y universitaria, debemos rendir examen todos los años? ¿Es que no lo hicimos hace largo tiempo (más aún con una legislación que no ha cambiado)? ¿Acaso los médicos -ante una ciencia, como es la medicina, que evoluciona constantemente y gracias a la cual podemos manejar los "octogenarios"- tienen obligación de revalidar sus títulos para ejercer la medicina? (más aún en los caso de haber dejado de ejercerla por largos años).
        ¿Los concejales dónde están?, que no ven esta situación y otras muchas más que ocurren en nuestra ciudad, con omisiones graves.

JOSÉ LINO CHURRUARÍN

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" el día lunes 24/07/2017.

        Nació en las costas del Arroyo Ñancay, del Distrito Ceibas Departamento Gualeguaychú, en ésta provincia de Entre Ríos, el 23 de noviembre de 1835 y falleció el 17 de abril de 1906.
Se casó en la iglesia San José- hoy Catedral de Gualeguaychú -el 8 de Noviembre de 1868 con doña Petrona Méndez Casariego.
        Curso sus estudios en el Histórico Colegio del Uruguay por pedido directo del Gral. Urquiza a su padre, institución entonces a cargo de don Lorenzo Jordana
        Siguió allí cursos secundarios y luego los universitarios en la carrera de Derecho, recibiéndose de abogado. Durante la permanencia en ese instituto dictó la cátedra de Derecho Internacional, Público y Privado de 3º y 4º año, siendo también profesor de gramática y latín. En 1853 asistió al curso de Jurisprudencia con Onésimo Leguizamón, Federico Ibarguren, Martín Ruiz Moreno, y otros transformándose en el primer abogado criollo de Entre Ríos.
        Instituto militar: En el histórico colegio Nacional de Uruguay funcionó anexa en 1857, mientras era rector don Alberto Larroque una academia militar. Entre los alumnos que cursaron estos estudios se encontraba don José lino Churruarín, y fueron sus compañeros, entre otros, quién llegara a ser presidente de la nación, Julio Argentino Roca, Hilario Lagos, Racedo y otros que distinguieron como militares.
        Tuvieron excelente profesores, en caballería el general Manuel Antonio Urdinarrain, los coroneles Isidoro Quesada, Ricardo López Jordán, en infantería: los coroneles Eusebio Palma, Teófilo de Urquiza, y Tte. Coronel don Pedro María González, y en artillería el coronel boliviano don Simón de Santa Cruz
La carrera comprendía dos años de estudios y los alumnos, además de concurrir a las clases normales desarrolladas en el establecimiento, debían asistir a las enseñanzas de formación profesional en el arte de la guerra durante de dos a tres horas por día. Egresado de este Colegio Militar actuó en la Campaña de la Banda Oriental con el grado de Teniente.
        Ya en ésta ciudad se desempeñó como secretario de policía y luego como jefe de policía, oficial mayor del Ministerio de Gobierno durante el gobierno de Urquiza
        En 1863 instala en la ciudad de Paraná su estudio de abogado y después de una pausa en la que ocupo el cargo de presidente del Superior Tribunal de Justicia, retomó su actividad en 1887. Desde entonces por el estudio Churruarín y Asociados han pasado cinco generaciones (su hijo, nieto y bisnietos) continuando hasta el presente, por lo que es el más antiguo de la ciudad de Paraná y tal vez de la provincia habiendo atravesado tres siglos desde que lo abriera el Dr. Churruarín.
        En mayo de 1868 se fundó en Gualeguaychú la “Asociación Protectora de la Educación e Instrucción de la Juventud”, para plantear el Colegio Argentino. El Dr. José Lino Churruarín es designado presidente, y como secretario el Dr. Bernardo Goyri, y vocales José Gregorio Haedo, Luis Clavarino.
También en este año 1868 asume la presidencia del Recreo Argentino, acompañado como secretario por don Antonio Daneri.
        En 1871 pasa a desempeñarse en la justicia entrerriana como Defensor de Menores en Paraná, y preside luego el máximo tribunal de la Provincia como Presidente del Superior Tribunal de Justicia durante dos períodos- 1875 a 1881 y 1883 a 1884-. Fue el quinto presidente en la historia del Poder Judicial de la Provincia, designación que se hacía directamente por el Ejecutivo. Su retrato integra la galería de expresidentes del máximo tribunal entrerriano que se encuentra emplazada en el Salón de Acuerdos del Tribunal. Con motivo de la conmemoración del centésimo aniversario de su fallecimiento acaecido el 17 de abril de 1906 el Superior Tribunal acordó adherir a los actos que en su homenaje se realizaron.
        En ausencia del Ministro General de la Provincia, ocupó dicho cargo en dos oportunidades. La primera durante la gobernación de Echagüe y siendo ministro de Ramón Febre.
         En 1883 fue presidente de la comisión administrativa de la Escuela Normal de Paraná.
     El 23 de abril de 1887 renunció al cargo de Presidente del Superior Tribunal de Justicia, el Gobernador de Entre Ríos en mérito a sus servicios no aceptó la renuncia le acordó una jubilación con las tres cuartas partes del sueldo.
        En relación a este hecho y a la personalidad del Dr. José Lino Churruarín transcribimos una nota aparecida en “El Noticiero” de Furques, 23 de abril de 1887, que se transcribiera en el tomo VIII del CENTRO DE GENEALOGÍA DE ENTRE RÍOS – PÁG. 87
“Un telegrama del Paraná nos hizo conocer ayer la renuncia del Dr. José Lino Churruarín al elevado puesto de Presidente del Superior Tribunal de Justicia. El gobierno de Entre Ríos en mérito de sus servicios no ha aceptado la renuncia, acordándole en cambio jubilación con goce de las tres cuartas partes de su sueldo.
        El Dr. Churruarín es uno de los hombres más populares de Entre Ríos y a quien no se le conoce un solo enemigo. Varias veces ha sido candidato para gobernador y si las aspiraciones del pueblo no han sido satisfechas se debe a causas que nadie ignora en la república.
La separación del doctor Churruarín ha de ser muy lamentada en Entre Ríos, porque tenía su fama conquistada de juez íntegro.
        Cuando la firma del doctor Churruarín aparecía al pie de una sentencia no había nadie que se atreviese a dudar de la rectitud de sus intenciones y era tal el prestigio de su nombre que pocos eran los que apelaban de las resoluciones del tribunal cuando Churruarín había dado su voto”.-
        Retirado del cargo, su capacidad de hombre público lo puso inmediatamente a la cabeza de los movimientos políticos de la época. Candidato a gobernador en 1878 y 1894 esta última por la Unión Cívica. En tiempo de Sáenz Peña fue votado para vicepresidente de la República en un Colegio Electoral partidario. En 1900 siendo candidato a intendente municipal de la ciudad de Paraná, sus partidarios fueron expulsados de los comicios por la policía, votándose entonces ante escribano público donde triunfó, y se hizo cargo de la Municipalidad, pero fue desalojado por las armas. Concejal varios períodos y presidente municipal. Es de hacerse notar que a pesar de la mayoría oficialista existente en el cuerpo y siendo opositor, fue nombrado presidente. Amigo dilecto de Alem a quién lo acompañó en la revolución de 1890 y fue fundador del partido Radical de Entre Ríos, su condiscípulo del Colegio del Uruguay quien Roca o Alem? que repetidamente le ofreció un cargo en el ministerio nacional que no aceptó como tampoco ningún otro cargo político rentado. En octubre de 1901 la Convención Nacional del Partido Radical lo nombró presidente. Por cuestiones políticas estuvo detenido en varias oportunidades conjuntamente con dirigentes radicales y mitritas.
        Siendo aún joven, don José Lino quedó viudo pues su esposa falleció prematuramente, a los 41 años. Debió entonces hacerse cargo de sus hijos. No descuidó su formación y con sacrificios logró que algunos de ellos cursaran estudios superiores. Luego de una vida dedicada al accionar político, el Dr. José Lino Churruarín falleció el 17 de abril de 1906. Al sepelio asistió el gobernador y sus ministros. A pesar de ser jefe de la oposición rindió honores un piquete de la guardia y banda de música de la misma.         El gobierno se hizo cargo del sepelio de sus restos y ordenó que se colocara la bandera a media asta en todos los edificios públicos. Una de las calles céntricas de Gualeguaychú recuerda su nombre.
        Según C. de G. N° 104 pág. 2 El país, era un periódico trisemanal y luego bisemanal que se imprime era en la esquina de Luis N. Palma y Rosario (N.E) dirigido por Eugenio Gómez, hombre de oficio y sobrino de Isidorio de María y como éste, oriental. Tuvo como redactores a personas de la talla de los Dres. José Lino Churruarín, o Vicente Martínez Fontes.

EL PERIODISTA JOSÉ LEFEVRE

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" el día domingo 17/09/2017

        Natural de Francia, vino al Río de la Plata, como tantos otros, en busca de aires de libertad que no soplaban en su patria tras la revolución francesa de 1848. En Montevideo fundó y redactó El Patriota Francés, que según referencias fue el primer periódico editado en lengua extranjera en la República Oriental del Uruguay.
        Durante la defensa del sitio de aquella ciudad o “guerra grande”, como se la llamaba, Mr. Lefèvre fue uno de los organizadores de la legión francesa. Ocupó el cargo de segundo jefe, con el grado de Sargento Mayor, según despachos otorgados por el ex presidente oriental don Joaquín Suárez. También publicó dos obras en francés tituladas: Historia de la Legión Francesa y Biografía del Coronel Hiebant, su jefe en la defensa de Montevideo. (Conferencias, del Elsa Bachini de Bértora, p. 61)
        En 1852, después de levantado el sitio de Montevideo, y siguiendo un consejo del señor Isidoro de María, se viene a vivir a esta ciudad.
        De profesión hojalatero, Mr. Lefèvre instala su taller en la calle Urquiza N° 835, al lado del Banco de la Nación Argentina, frente a la casa de don José Benítez, y comienza a escribir ─su verdadera vocación─ en los periódicos locales.
       Al año siguiente se inicia como “aprendiz” en la logia Unión y Filantropía N° 56 de Gualeguaychú, membresía que, orgulloso, siempre hizo pública.
        En 1855, funda aquí la primera mutual del país: la Sociedad de Socorros Mutuos entre industriales y artesanos. La primera actividad cívica que de los masones se conoce es esta: la fundación de la Sociedad de Socorros Mutuos, el 1º de julio de 1855. Iniciativa del masón francés José Lefèvre, que comenzó a funcionar con 75 socios fundadores, y a fin de ese año ya contaba con 190, y $760 pesos en caja.
        En 1856 fue nombrado agente consular de Francia, cargo que desempeñó hasta su muerte, acaecida el 22 de febrero de 1876.
      Como periodista colaboró con los periódicos El Mercantil (septiembre 1856/ febrero1858) y La Época (marzo 1858 / diciembre 1859), publicados en esta ciudad.
        Posteriormente fundó con Marcelino Escalada, José Estanislao Cortines y otros miembros de la logia local Unión y Filantropía N° 56, el periódico La Esperanza de Entre Ríos (agosto 1858/ diciembre 1858), que editan en la imprenta El Comercio “que les remitieran sus cofrades de Buenos Aires ─según lo expresa el profesor Filiberto Reula─. Lefèvre asume la dirección de este vespertino, opositor al gobierno de la provincia, por lo que se suscitarán fuertes enfrentamientos en esta tranquila ciudad.
        Por último, fue uno de los principales redactores del periódico El Eco de Entre Ríos (enero 1860 / diciembre 1861). Por sus opiniones fue atacado sin miramientos desde esas mismas columnas, pero Mr. Lefèvre era hombre de no intimidarse así nomás. Para todos tenía respuestas oportunas y refutaciones. Pretendían ridiculizarlo por su oficio de hojalatero, a lo que contestaba diciendo: “…el latero que se honra con su oficio que honorablemente ejerce está pronto a decir en qué escuela aprendió toda vez que el procurador quiera decirle en cuál de ellas aprendió el derecho que ejerce tan torcidamente”. En cierta oportunidad, se expresó sobre el tema de esta forma “…que no es extraño ver en este país a un latero, hojalatero o zapatero tratar de las cuestiones políticas, cuando se ven limpia platos hacer de abogados”.
        En 1871, como hombre libre pretendía el adelanto intelectual de nuestra juventud y, para lograrlo, participó de una reunión en la sede del Recreo Argentino con el noble objeto de formar una asociación para difundir la instrucción en el departamento. Suscribió el acta de instalación, la que previamente había sido aceptada por todos los participantes e integró la “Asociación Protectora de la Instrucción” ─así se la llamó─, conjuntamente con ilustres ciudadanos como Pastor Britos, Miguel V. Zamora, Elías Arambarri, Vicente Martínez Fontes, Olegario Errasquín y otros.
        José Lefèvre fue un periodista de notable integridad moral. Analizaba y evaluaba la realidad de Gualeguaychú aproximadamente en el año 1860. Con sus principios y comentarios fue formador de la opinión y consagró patrones de conducta. Buscaba que sus comentarios fueran considerados por la población con el objetivo claro de abrir el debate de los lectores, especialmente cuando el tema era el progreso y las necesidades de esta ciudad –cabe recordar la iniciativa de instalar un banco de emisión–. Sus ideas se instalaban y discutían en boticas, bares y pulperías. De ideas liberales y progresistas, nunca aceptó que el gobierno prohibiera a la Sociedad de Cambios emitir billetes, porque era facultad de los particulares aceptarlos. Contribuyó al crecimiento del país de distintas formas.
        La historiadora local Dra. Elsa Beatriz Bachini (en la obra y página citadas) se refiere a él en los siguientes términos: “Lefèvre es una honra para la inmigración francesa. Amó a Gualeguaychú y luchó por su progreso y civilización. Trajo ideas nuevas, liberales, generosas y su pobre delantal de artesano ─como él mismo lo dijera en una de sus famosas polémicas─ jamás le sirvió para encubrir acciones que no fueran de bien para la colectividad”. Fueron tiempos en que el aporte francés a la cultura de nuestro pueblo sobresalió como una de las características más destacadas. Su llegada inicia la época en que se abren colegios particulares, a cuyo frente se encuentran maestros que traen un bagaje extraordinario de conocimientos y se incorporan nuevas asignaturas, las que se suman a las tradicionales (lectura, escritura, cuentas y religión). Sobre todo en las escuelas de niñas, donde la instrucción era muy rudimentaria: urbanidad, religión, lectura, escritura, cuentas y labores. Con aprender eso, para las mujeres era bastante.
      En definitiva, fue un periodista que no se limitó a informar, sino que a la noticia o al acontecimiento siempre agregaba razones y opiniones y, muchas veces, críticas. Pero siempre detrás de un pensamiento crítico exponía una propuesta, o una solución.
        Testimonió la realidad, y con esa forma veraz e independiente de hacer periodismo, ayudó mucho al crecimiento de Gualeguaychú.

VARIOPINTO 2

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" el día jueves 24/03/2016.

        Titulado bajo esta atractiva palabra presentaremos en forma mezclada, como paleta de pintor, diversidad de hechos, noticias y anécdotas, con el común denominador de ser historias de nuestro Gualeguaychú antiguo. Dispares, heterogéneas pero locales.

ESOS ERAN PRESIDENTES
        Como lo relatara en una nota periodística(1) el presidente de la Nación Argentina Dr. Don Nicolás Avellaneda, en ejercicio de ese cargo, visitó esta ciudad de Gualeguaychú el 23 de abril de 1875.
A los pocos días, para ser preciso el 1º de mayo de ese año, encontramos un comentario publicado en un periódico local(2) que demuestra la responsabilidad con la que ejercía la más alta magistratura y el cumplimiento de lo prometido. La crónica decía así:
        “Tenemos el gusto de comunicar a nuestros lectores que el ingeniero señor don Manuel Sánchez Núñez, se encuentra desde antes de ayer entre nosotros, enviado por el señor Presidente de la República, para que proceda a formar opinión, y hacer los estudios necesarios sobre la obra de la canalización de la boca.
        No se puede negar que estas comisiones y estos estudios que diversa veces se han hecho, han dado siempre en el pasado un resultado equivalente a cero, pero también hay que convenir que de cualquier manera, algo es algo, y quizás el día menos pensado nos encontremos con unas cuantas dragas en la boca, y con un decreto sancionado, relativo a esa importante obra.
    Hasta ahora parece, que las promesas del señor Presidente, hechas durante su corta permanencia entre nosotros, no han sido estériles -1000 patacones mandados entregar en vía de anticipo por la iglesia y la presencia de un ingeniero nacional es algo que consta, y algo que hace abrigar una fundada esperanza en la pronta realización de las muchas necesidades que tenemos”

LA BAJANTE DEL RIO GUALEGUAYCHU
        Así como el río tenía sus grandes crecientes que provocaba grandes daños y zozobras, también tenía sus pronunciadas bajantes que ocasionaba serios inconvenientes y también daños. He aquí el relato de un cronista sobre una bajante en el Río Gualeguaychú.(3)
        Una bajante extraordinaria han sufrido los ríos de la Plata, Uruguay y Paraná y por supuesto que también nuestro río Gualeguaychú. En Buenos Aires los pasajeros que se embarcaban lo hacían en carros en que eran conducidos hasta los botes y de estos a los barcos.
        Entre nosotros las medidas de precaución tomadas por los agentes de las mensajerías fluviales fueron mandar el “YERBA” temprano fuera de la boca y llevándolo pasajeros a las cuatro de la tarde en el “ANITA”. La travesía de la boca, más de dos cuadras, la hicieron en varios botes. Al volver el “YERBA” por la noche logró pasar la boca pero extremadamente despacio.
        En la boca había ayer mueve buques detenidos por falta de agua y hoy si habrá aumentado el número con dos más. De este y del otro lado de la boca había varios buques varados y no pocos tumbados completamente sobre el agua. La verdad que ayer daba ganas de ofrecerle un vaso de agua a nuestro riacho.
        Después de las 11 de la mañana el río empezó a crecer. A las 2 de la tarde recién salió el “Anita” para Fray Bentos conduciendo varios pasajero que deseaban encontrarse en el gran partido de pelota que se juega hoy. A las 4:30 de la tarde que salió el “Yerba” había en la boca 3 y medias cuartas de agua. Hará su viaje de ida y vuelta sin ninguna dificultad.

EJECUCIÓN POR ABIGEATO(4)
        Ayer fue puesto en capilla, y ejecutado hoy por delito de abigeato, un desgraciado que fue tomado “in fraganti" en el acto de cometerlo, según se nos ha informado resulta del sumario que se le formó. Fue conducido en un carro al campo donde cometió el delito, y ejecutado allí, según lo disponía la sentencia después de recibir todos los auxilios y consuelos de la religión.
        Marcho con valor a cumplir su infausto y triste destino. Subió por sus propios pies al carro donde lo acompañaba el sacerdote. Pidió vino, encendió un cigarro y se despidió de todos.
        El Dios de la misericordia reciba su espíritu. Sufrimos al anunciar está triste nueva, porque nos condolemos de la desgracia de nuestros semejantes porque nuestros sentimientos y nuestros principios repugnan toda ejecución en que se vierta sangre cualquiera sea la causa y la justicia que la mueve. 
        Partidarios de la absolución de la última pena, como contraria al espíritu del evangelio pensamos como Becaría, como Franklin, como Víctor Hugo y como tantas otras celebridades que con luminosos argumentos han combatido la aplicación de la última pena proclamando con aplausos de la humanidad su abolición, conmutándola con otro género de expiaciones. El día que en nuestros países sea posible abolirla enteramente sustituyéndola por la perpetua confinación a los presidios por la muerte civil que implica el enterramiento en la penitenciaria habrán dado un gran paso en la carrera de la civilización y toda su majestad el espíritu y la doctrina del Evangelio.

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NOTAS
(1) “DAROCA Hugo Oscar, “PRESIDENTE NICOLÁS AVELLANEDA SU VISITA A GUALEGUAYCHÚ, Diario "El Argentino"- Suplemento Cultural día 6 de abril de 2014.
(2) “El Chimborazo” Año II – Nº 82 – 1º de mayo de 1875.
(3) "El Noticiero" Año III - Nº 453 – Martes 26 de septiembre de 1882.
(4) "Eco del Litoral" – 10 de noviembre de 1853 - Año I Nº 99 - Página 2.

VARIOPINTO 1

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" el día domingo 01/11/2015.

        Titulado bajo esta atractiva palabra presentaremos en forma mezclada, como paleta de pintor, diversidad de hechos, noticias y anécdotas, con el común denominador de ser historias de nuestro Gualeguaychú antiguo. Dispares, heterogéneas pero locales.

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        Leemos en un periódico del año 1853, una información que reproducimos, sobre la formación de una cofradía de zapateros que constituyeron una sociedad de socorros mutuos.
“SOCIEDAD DE SOCORROS MUTUOS. Está funcionando admirablemente entre nosotros una nueva Sociedad digna de fijar la atención. Una reunión de Zapateros concibió la idea y lo que es más, ejecutaron el establecimiento de una sociedad de Socorros Mutuos, que tiene por objeto prestarse mutuamente los servicios que cada uno se halla en el caso de exigir.
La Sociedad cuenta con un número de doscientos miembros que pagan 2 patacones a la entrada y medio patacón mensual. Cuando alguno de ellos se enferma, la Sociedad le suministra medio patacón diarios y asistencia médica por medio de un facultativo pagado al efecto. Si muriese alguno de los Socios la Sociedad costeará los gastos y todos sus miembros asisten al entierro.
Si la familia no tiene los medios suficientes para subsistir, la sociedad se los proporciona, educa los hijos y los pone en el caso de bastarse a sí mismos y de servir de apoyo a su familia.
Esta Sociedad ha estimulado a varias otras corporaciones de industriales que se disponen al establecimiento de instituciones semejantes”.
“El Eco del Litoral” 6 de abril de 1853

AHOGADO
        El primitivo muelle de piedra construido en 1863, según el proyecto de Fernando Lebleu, se fue deteriorando con el paso de los años y fue protagonista de muchos hechos, como varias personas ahogadas, principalmente mujeres que caían al río al desembarcar. Entre ellos tomamos el siguiente relato publicado en “EL CENTINELLA” de Mayo de 1892 que decía así:
Grave acontecimiento. El que ha conmovido hondamente nuestra sociedad, es de esos que por su trascendencia alcanza a todas las almas; y por más que con los afligidos no nos liguen vínculos estrechos la ajena desgracia nos conmueve y nos preocupa; Se siente con ese sentimiento que liga los hombres unos a otros, la conmiseración se enseñorea del espíritu, y donde quiera que haya un corazón noble se verterán tiernas lágrimas manifestando el dolor y se escucharán palabras que propala el bálsamo del consuelo.
Hacemos aquí alusión al suceso que en estos momentos tiene anonadada a una familia respetable, el señor Manuel Varela llegaba con su consorte y cuatro hijos la noche del sábado, de Buenos Aires para visitar su establecimiento rural donde está desarrollando la colonización en gran escala porque Varela es uno de esos caracteres emprendedores y con una gran fortuna que puede contribuir muy bien al progreso de un departamento. Es conocido de todos, el estado deplorable en que se encuentra nuestro muelle, haciéndose de todo punto imposible el arribo de los buques, y es sabido también el mal estado de la atmósfera en estos últimos días, en tal extremos que con raros intervalos el cielo ha estado siempre amenazante.
Al tomar tierra, después de la llegada del “Águila” que conducía los pasajeros de Buenos Aires, y como el “Oriente” estaba allí fondeado tenía que pasarse por una plancha que unía estos dos buques para ir de allí a tierra. El señor Varela se adelanta examinando las condiciones de la planchada y tras él sale el niño mayor llamado Josué quien encontrándose con esa pesadez que infunde el sueño en las altas horas de la noche, o quizás porque la plancha estaba mal asegurada o humedecida y resbaladiza pierde pie y cae en el río, precisamente a un punto de regular hondura. Esto ha pasado entre dos buques; los marineros de uno y otro habrían podido salvarle, aparte de otros expectantes de la escena tan dolorosa pero han vacilado, quizás ante la lobreguez de la noche, o faltos tal vez de esa grandeza de alma que no admite reflexiones jugándose el todo por el todo en las grandes circunstancias.
Lo que sí podemos apuntar es que para permaneciendo el muelle en las condiciones actuales, no sería extraño que este suceso se repita, promoviendo la pública consternación, debe solicitarse o gestionarse ante quien corresponda y en esto el comercio no tiene menos interés la refacción de este muelle que es de una imperiosa necesidad sino se quiere ver reproducido un accidente semejante”.
"La Centinella" - Año V - Nª 401 - Jueves 2 De Mayo De 1892
(Pág 2/ Col. 4 ) y (Pág. 3/Col. 1)

PLANCHADA
Tas vez conmovidos por la tragedia narrada anteriormente es que a los pocos días se dicta una resolución de Subprefectura que el cronista del periódico “El Independiente” narra de esta manera:
“Como lo hemos visto precedentemente era común que los pasajeros al desembarcar o embarcarse en el puerto de Gchú, lo hicieran a través de una planchada o tablón. Recién encontramos que la Subprefectura dictó una resolución que la comunicó a las Agencias de Viaje que en lo sucesivo deberían proveer a los pasajeros de una planchada para su acceso con una baranda a fin de evitar cualquier peligro.”
Conforme “El Independiente – Año III – Nº 12 del 28 de Mayo de 1892
Pág. 3/Col.1

BANCO OXANDABURU Y GARBINO

Autor: Hugo Daroca

La iniciativa
        En 1867 los señores Juan Oxandaburu y Domingo Garbino -ambos comerciantes- deciden aunar esfuerzos y asociarse para fundar un banco que compitiera con el de Apolinario Benítez que había comenzado sus actividades el año anterior. Juan Oxandaburu, vasco francés, era propietario de una fonda con hospedaje en la zona del puerto, y también de campos, ganado y de un saladero que exportaba una importante cantidad de toneladas de carne.(1) Además, era dueño de una casa de negocios en calle 24 de Enero, esquina 9 de Julio, donde posteriormente funcionaría el Banco Italia y Río de la Plata.(2)
    Por su parte don Domingo Luis Garbino “atraído por la perspectiva que ofrecía entonces Gualeguaychú (se dice que llegó aquí como músico), se dirige a estas playas donde finalmente desarrollaría toda la potencia de su espíritu inquieto y emprendedor”.(3) Beatriz Bosch expresa que “Interesado en la enseñanza de la música Urquiza contrata en 1849 a ex miembros de la Legión Italiana de Montevideo, Domingo Garbino, Esteban Casalino, y David Vinelli, con el objeto de preparar bandas militares de música, en Gualeguaychú, Gualeguay y Nogoyá”.(4) Se establece con un pequeño almacén y luego barraca ubicada en calle del Puerto (hoy Alem) y de “La Laguna” hoy Bolívar. “Ocupa dos cuartos de manzana, una sobre el ángulo norte donde estaban los almacenes y tienda y enfrente en el ángulo noreste la barraca propiamente dicha”.(5) Posteriormente le agrega corralón de materiales, saladero y molino, continuando con una fuerte expansión que le permite comprar grandes extensiones de campo que explotó con singular éxito.

Autorización
        El gobierno provincial concede a estos socios la licencia para establecer un banco en la ciudad de Gualeguaychú, con las mismas prerrogativas que poseían los demás bancos, mediante decreto dictado en la capital provincial, Uruguay, el 11 de noviembre de 1867. La resolución establecía lo siguiente.(6)
      “De conformidad con lo expuesto por el fiscal general concédase a los señores Oxandaburu y Garbino la licencia que piden para establecer un banco en la ciudad de Gualeguaychú con arreglo a los estatutos que se acompañan que el interesado firmará, debiendo gozar dicho banco de las prerrogativas acordada a los demás establecimientos del mismo género existente en la provincia. Dése cuenta de este decreto en su oportunidad a la Honorable Cámara Legislativa y comuníquese al interesado dándosele los testimonios que de este expediente solicite y archívese previa reposición de sellos. Firman: DOMÍNGUEZ José J Sagastume.
        Recién el 5 de mayo de 1868 la Cámara Legislativa de la Provincia sanciona la ley que aprueba el citado decreto, la que es promulgada en Uruguay el 7 de mayo de 1868 con la firma del Gobernador General Urquiza, refrendada por los ministros Nicanor Molinas y José J. Sagastume.(7)

Apertura
        El banco Oxandaburu y Garbino abren sus puertas al público, el día 1 de marzo de 1868. El hecho se anuncia en un comunicado del día 26 de febrero de ese año, que se publica en el periódico “El País” reiteradamente.(8) En él se explica con precisión, tal como era costumbre en esa época, en que no existía numeración en las calles, donde estaba ubicado el banco por medio de determinadas referencias.
    El aviso indica: “nuestra casa queda establecida en la conocida como la de don Benito Frutos, quién vivía en mitad de la cuadra, vereda norte de Urquiza, entre Libertad y Catamarca (hoy Magnasco e Irigoyen respectivamente).(9)
        Actúa como gerente don Amadeo Gras, hijo del famoso pintor don Amadeo César Gras, que se había formado en la casa central del Banco Mauá en Montevideo, quién en lo sucesivo aparece firmando toda la documentación y los avisos comerciales en calidad de gerente y, por supuesto suscribe las primeras notas del banco e imparte las instrucciones a los agentes que se van designando en diferentes ciudades de la provincia. A ellos los autoriza a realizar las mismas operaciones bancarias que las desarrolladas en la casa central de Gualeguaychú.
        Entre las prerrogativas que el decreto les otorgó estaba la de actuar como banco de emisión, por lo que de inmediato pusieron en circulación los billetes de moneda boliviana que hicieran imprimir en Nueva York, con imágenes de las hijas de Garbino que eran muy niñas.

Las operaciones bancarias
        Por la fuerte presencia y arraigo en esta ciudad del banco “José Benítez e Hijo”, con el cual era muy difícil competir, el banco “Oxandaburu y Garbino” resuelve ampliar el mercado de operaciones y designar agentes o representantes en otras ciudades de la provincia de Entre Ríos para atraer capitales de esos lugares. La expansiva política financiera encarada por la entidad aparece descripta en el primer libro “Copiador de cartas” archivado en esta ciudad.(10)
        Del folio uno se toman los datos de una carta fechada el 24 de febrero de 1868 dirigida al Sr. Francisco Baffico, de Tala, a quien le expresan que es un gusto tenerlo entre los “agentes del Banco” y le notifica que ya se encuentra operando tal como se hiciera público anteriormente. Asimismo le envía “notas de su emisión”, o sean billetes por la suma de $1.500 Bolivianos que inventarían por su valor y cantidad, y agregan que por el valor “lo debitan en su cuenta”. Seguidamente le imparten instrucciones que le servirán de guía para su modo de proceder con la institución.
        Además, precisa que se deberán pagar a la vista los billetes del banco que lleven el sello o aún sin sello para no menoscabar el prestigio del banco.

Documentación del banco
        Existen formularios que se conservan en nuestra ciudad, los cuales, una vez completados, se convertían en la documentación que utilizaba en sus operaciones el “Banco Oxandaburu Y GARVINO” (SIC), como los certificados de depósito. Eran muy sencillos: se firmaban conjuntamente con otro denominado “Condiciones” que regulaba la operación. También han llegado a nuestros días, hojas de un libro de contabilidad para asentar en distintas columnas el negocio y el saldo.
        Otros títulos valores utilizados eran las letras de cambio, los pagarés y las libranzas en pesos fuertes o en bolivianos. Queda para terminar la estrella distintiva: los “billetes de banco” que aún hoy se encuentran guardados como recuerdos.

Las agencias
    Ya para comienzos de abril de 1868 el banco había completado en la provincia “las agencias encargadas de cambiar a la vista los billetes de nuestra emisión”. En tal sentido se publicó un comunicado fechado el 7 de abril de 1868 suscripto en representación de “Oxandaburu y Garbino” por su gerente don Amadeo Gras(11) en el que informa el nombre de los representantes o agentes designados en Concordia, Gualeguay, Concepción del Uruguay, Villaguay y Tala.
        Por el mismo medio ofertaba préstamos o adelantos en cuenta corriente o en caja de ahorros.(12)

Cambio de domicilio
      Posteriormente el Banco se traslada a calle 25 de Mayo y del Rosario (hoy Pellegrini ángulo noreste, donde en el siglo XX funcionara durante muchos años la tienda El Hogar).

Renuncia de Gras
        Amadeo Gras solo se desempeña como gerente unos pocos meses renuncia el 1 de noviembre de 1868,(13) y lo sucede su cuñado José O. Fernández el que permanece en el cargo hasta 1872 como lo acreditan cartas registradas en el Libro copiador de Cartas Nro 1 obrante en el Magnasco.

Grave conducta de Juan Oxandaburu
        Lo que resulta mucho más grave es que como tesorero de la Sociedad de Socorros Mutuos tenía en su poder todos los fondos que constituían la reserva de esta entidad filantrópica, para la asistencia médica y farmacéutica de sus asociados, y se queda con todo el dinero que nunca devuelve. Una defraudación, típicamente dolosa, que deja sin asistencia médica y farmacéutica a la tercera parte de la población de Gualeguaychú.
        Ante el tremendo perjuicio en que colocó a la primera sociedad de socorros mutuos del país por la imposibilidad en que la colocaba la conducta de Oxandaburu convoca a Asamblea General(14) para el día domingo 15 de octubre a las 17 horas en el local del casino a los fines de considerar el tema y encontrar alguna solución, como esto no se logra, deja de funcionar, cierra el 1 de noviembre de 1871 y se publica una solicitada(15) en la que expresa que: “la sociedad de socorros mutuo se retira en presencia de exigencias incalificables a las cuales le ha sido imposible hacer frente y sobre todo en un momento en que un siniestro comercial ocasionado por el tesorero, le quita el recurso de los fondos sociales".

Disolución y liquidación
        A principios de 1871 uno de los socios: el Sr. Juan Oxandaburu comienza a presentar problemas financieros dejando de cumplir con sus obligaciones y entra en cesación de pagos y arrastra al banco a su disolución y liquidación. La quiebra de uno de los socios implica la quiebra de la sociedad.
No encontramos actividades del banco en 1871. Desaparecen las noticias, al igual que los avisos en diarios que eran tan frecuentes.
        A comienzos de septiembre la situación económica obliga a Juan Oxandaburu a solicitar su propia quiebra, decretada el 15 de septiembre de 1871.(16) El juez interviniente es el Dr. Vicente Martines Fontes quién en el auto de apertura de la quiebra resuelva: “de conformidad con lo solicitado por esta parte, hallándose comprendido en lo dispuesto por el artículo 1521 del código de comercio, se decreta "en estado de quiebra a D. Juan Oxandaburu, en su consecuencia procédase a la ocupación judicial de los intereses pertenecientes al señor Oxandaburu”. La situación de Juan Oxandaburu incide en la posición legal del banco, porque la quiebras de uno de los socios apareja para la sociedad su disolución.
        Recién en noviembre se publica un edicto del Juez Comisario del Concurso don Juan M. Cabrera convocando a una junta general de acreedores de Juan Oxandaburu para el 13 de octubre de ese año a fin de proceder a verificar sus créditos.(17) Ante la falta de moneda y financiación comienzan muchos vecinos a reunirse en el Recreo Argentino para fundar un “Banco del Pueblo” o “Banco Comercial” al que en otra entrega nos referiremos.(18)

Extinción del banco
        Pero quien realmente termina con el Banco Oxandaburu y Garbino es el propio Domingo Garbino quién el 6 de octubre de 1871 solicita autorización para la apertura de un nuevo banco en Gualeguaychú con idénticos estatutos a los de “Oxandaburu y Garbino” y a otros de igual clase y categoría que funcionaban en ese año en la provincia. A los pocos días; el 13 de octubre de 1871 se le concede el permiso que solicita con arreglo a los estatutos acompañados, con lo que termina con el banco Oxandaburu y Garbino”.(19)
        En mayo de 1872 Juan Oxandaburu publica un aviso informando a sus acreedores y al comercio que en las actuaciones seguidas para la calificación de su quiebra ha sido sorprendido por el anuncio publicado en El Guardia Nacional del remate del saladero “Amistad” propiedad de una sociedad colectiva integrada por el Sr. Domingo Garbino, D. Juan José Borrajo y Juan Oxandaburu como socios capitalistas y Enrique Hunsinguer como industrial.(20)
        Considera que no ha perdido el derecho que le compete sobre dominio de sus bienes, porque debió haber sido citado para la toma de inventarios en cumplimiento del Art. 1572 del Código de Comercio.
Anteriormente, el 23 de febrero de 1872 había comparecido ante el escribano don Asisclo Méndez y testigos el doctor Miguel F. Fernández de este vecindario quien dijo que ha tomado conocimiento que debe venderse el “Saladero Amistad” de la razón Oxandaburu y Cía. Y en el terreno en que ha sido a edificado tiene derechos sobre una parte indivisa a título de sucesores en los bienes quedados por fallecimiento de su abuela doña Ramona de León y que su legítima madre doña Juana Borrajo jamás enajenó y que protesta en forma legal contra el vendedor y comprador de dicho saladero, siempre que en el caso de efectuarse su enajenación no se salven los derechos que a una parte del terreno les pertenecen.(21)
    En el expediente en que se tramitó la quiebra le fueron rematados todos los bienes de Juan Oxandaburu. En tal sentido resulta ilustrativa la subasta de dos extensas fracciones de terreno de campo, realizadas el 10 de marzo de 1877, uno denominado “San Juan” y el otro “Santa Isabel”.
     Veremos en otra entrega, que Domingo Garbino recién abre las puertas de su banco el 2 de noviembre de 1872, es decir, un año después de concedida la autorización, y aún pendientes de pagos notas del banco “Oxandaburu y Garbino”, que en el aviso de apertura se compromete a convertir.

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NOTAS
(1) “Bachini Elsa Beatriz “Conferencias” – Pág. 93 - Talleres Gráficos Gutenberg Gualeguaychú, 14 de Mayo de 1973.
(2) Borques Juan C. “Periodismo de Gualeguaychú” – Pág. 174.
(3) PIAGGIO Enrique Ángel; “Evocaciones del Ayer” “Un Hombre para la Historia” Pág. 29 Talleres Gráficos “Rojas y Bogliacino – Gualeguaychú 1996.
(4) BOSCH Beatriz: “Historia de Entre Ríos” – Pág. 181 – Editorial Plus Ultra – Alsina 2049 Buenos Aires l991.
(5) BACHINI, Ob. cit. Pág. 29.
(6) Recopilación de Leyes, Decretos y Acuerdos de la Provincia de Entre Ríos – Tomo X –Años 1867 al 69 – Pág.137 Imp. “De la Voz del Pueblo Uruguay 1876
(7) Ídem, pág. 222.
(8) “EL PAÍS” Año I – Nº 121 del Domingo 29 de Marzo de 1868- PÁG. 4 – Hemeroteca Biblioteca Instituto Magnasco.
(9) BLANC Oscar: “La actividad bancaria en Gualeguaychù” en “Gualeguaychú Fragmentos de su historia” Compilado por. Marcos Henchoz; Pág. 72 Talleres Gráficos Birkat Elohym. Bolívar 128, Colón. Entre Ríos.
(10) ARCHIVO GRAFICO DEL INSTITUTO MAGNASCO.
(11) “EL PAÍS” AÑO I – Nº 133 14 DE MAYO DE 1868 –PÁG. 4/ COL 4. Hemeroteca Instituto Magnasco.
(12) Ídem. Nº 121,29 de Marzo de 1868, PÁG 4 y Viernes 30 de octubre de 1868 Pág.4/ Col 4.
(13) LIBRO COPIADOR DE CARTAS DE Oxandaburu y GARBINO – 6 de Noviembre de 1868 – Folio 125. Archivo Gráfico del Instituto Magnasco.
(14) EL GUARDIA NACIONAL - MARTES 10 de OCTUBRE de l871 - AÑO I - Nº 45 - PÁG 4.
(15) EL GUARDIA NACIONAL - SÁBADO 21 de OCTUBRE de l871 - AÑO I - Nº 50 - PÁG 3.
(16) EL GUARDIA NACIONAL - AÑO I – Nº 35 Sábado 16 de Septiembre de 1871 Pág. 3/ Col. 4.
(17) EL GUARDIA NACIONAL - MARTES 7 de NOVIEMBRE de l871 - AÑO I - Nº 57 - PÁG 3.
(18) EL GUARDIA NACIONAL - MARTES 17 de OCTUBRE de l871 - AÑO I - Nº 48 - PÁG 4/Col 2.
EXPTE. Tramitado.
(19) EL REPUBLICANO - LUNES 11 DE MARZO DE 1872 - AÑO I - NÚM. 5 - PÁG 3/COL. 5.
(20) EL REPUBLICANO - Año I – Nº 6 MIËRCOLES 13 DE MARZO DE 1872 PÁG. 2 / Col 1).
(21) EL CHIMBORAZO – Año III- Nº 266 – 28 de Febrero de 1877 – (PÁG. 3 / COL. 2).


Para citar este artículo:
Daroca, H. (2017). Banco Oxandaburu y Garbino. Disponible en línea: https://hugodaroca.blogspot.com/2015/12/banco-oxandiburu-y-garbino.html

BANCO TERRITORIAL GUALEGUAYCHÚ

Autor: Hugo Daroca
Publicado en: Diario "El Argentino" los días 3 y 10 de diciembre de 2017

Antecedentes
        Los últimos años de la década de 1870 fueron difíciles para el país y para nuestra ciudad. La crisis dejó sus efectos(1) y esto se agravó con la Ley de Bancos dictada por Juárez Celman.(2)
Gualeguaychú había perdido el espíritu de iniciativa y de asociación que la caracterizaban. Carecía de fuerza para luchar o para paliar la caída de las actividades económicas. El puerto estaba sin movimiento; la edificación, paralizada. Era urgente enfrentar la situación económico-social y nada mejor para ello que contar con la ayuda financiera que podía prestar un banco.
        La ciudad tenía un hombre que desde mucho tiempo atrás soñaba con la ardua tarea de crear una institución bancaria, era don Antonio Daneri, y de su esfuerzo surgiría el Banco Territorial Gualeguaychú. Este fue el momento propicio para crearlo; de inmediato, la institución promovió el comercio y las industrias agrícola-ganaderas mediante la concesión de créditos, descuentos de cartas de crédito y otros títulos valores.
        Así el Banco Territorial inicia un camino progresista y ascendente con bases sólidas. Fundado al estilo inglés, las acciones se pusieron al alcance de todos, ricos y gente humilde y supo enfrentar las dificultades que provocaban la crisis y la falta de intermediación en el sector financiero, en circunstancias en que los bancos estatales suprimían los créditos. Sus directivos eran hombres de bien, honestos, creativos y contaban con un gerente como don Antonio Daneri, quien se desempeñó con admirable eficiencia bienhechora.
        Hubo épocas en que Gualeguaychú tuvo uno o dos bancos que hubieran transformado la ciudad si no lo hubiese impedido la errónea legislación bancaria sancionada por la Provincia. Llamada la “cuna de los bancos y de atrevidas empresas” y conocida como ciudad de los bancos,k quería recuperar ese prestigio.

Oposición
        Mientras los fundadores realizaban los actos preparatorios para establecer esta institución bancaria, fueron combatidos duramente por vecinos incapaces de sumar esfuerzos. Surgieron voces que intentaron desvanecer la iniciativa creando un clima de desconfianza con insinuaciones pérfidas contra la idea y sus iniciadores. Argumentaban falta de idoneidad en quienes iban a integrar el directorio y la gerencia. La prensa los calificó de personas que “se complacen en criticar o demoler por espíritu de egoísmo, de mala fe o de envidia”.(3)
        La oposición era tan acérrima que intentó fundar otra entidad bancaria denominada inicialmente Banco de Comercio(4) y más tarde, Banco Comercial Gualeguaychú. Solo lograron debilitar momentáneamente el apoyo de algunas personas que se habían incorporado desde sus orígenes a tan notable emprendimiento. Una profusa propaganda acompañó este proyecto, y llegaron a redactar el estatuto y a ponerlo a disposición en lugares en los que se suscribían acciones, como las oficinas de los señores José Luis Aranda y Cía., Luis Clavarino, Juan Spangenberg, Juan Nágera, Bartolomé Chichizola, Juan Bagalciaga, Eusebio Vega y Cía y el señor Buade.(5)
        Pronto la entidad que soñó Antonio Daneri abrió sus puertas, y lo hizo en plena crisis bancaria y financiera, durante la cual numerosos bancos oficiales suspendieron los descuentos y hasta los pagos, lo que provocó el cierre de numerosas sociedades que operaban con el formato jurídico de sociedades anónimas.

Fundación
        El Banco se funda en junio de 1889 con capital aportado por comerciantes que supieron que una sociedad era el medio más eficaz de superar dificultades, y con la potencia que puede adquirir una institución cuando se suma el esfuerzo de muchos, aunque estos sean débiles y prescindan del apoyo oficial. Su apertura facilitó el rápido manejo de los fondos y la atención de necesidades de los habitantes, a quienes les fue mucho más fácil descontar sus letras y solicitar créditos. Su intervención en el mercado inmobiliario trajo aparejada la valorización de los bienes raíces
        Desde el principio fue gestionado por dos personas expertas: su presidente, el Dr. Víctor Vilar, y el gerente don Antonio Daneri. Figuras respetables y muy apreciadas, quienes supieron granjearse la confianza hasta de los más acérrimos opositores que pronto pasaron a sumarse a la clientala del Banco.
Gualeguaychú le debe muchas de sus conquistas. Basta citar el alumbrado de gas, la usina y el tranway, signos del progreso ciudadano.(6)

Asamblea constitutiva
        Se lleva a cabo en los primeros días de junio de 1889 y en ella se aprueba el estatuto de la sociedad anónima y se designa el primer directorio que queda integrado de la siguiente manera: Dr. D. Víctor Vilar, presidente; D. Ángel Fontana, vicepresidente; Esteban Garbino, tesorero; Antonio Font, secretario; Salvador Rossi, Eusebio Goldaracena y Juan C. Etchebarne, vocales; Asisclo Méndez, Agustín G. Piaggio, Ignacio Olaechea, Ángel F. Ríos, suplentes. Se nombra gerente al señor Antonio Daneri.

El Estatuto
        El estatuto de la sociedad fue aprobado por el Superior Gobierno de la Provincia mediante decreto del 22 de junio de 1889. Consta de 58 artículos Desde su inicio el Banco Territorial toma participación activa y directa en el progreso del departamento de Gualeguaychú.
        Destacamos el art. 31 del Estatuto: establecía que para contar con derecho de asistencia y voto en las asambleas, el accionista debía poseer por lo menos diez acciones, que representaban un voto; pero ningún accionista podía tener más de seis votos, con lo que se democratizaban las decisiones.
        Como dato curioso cabe destacar que el título octavo, denominado “De las Utilidades y Fondo de Reserva”, art. 51, establecía que las utilidades líquidas que resultaran de las operaciones del Banco serían distribuidas de la forma siguiente: 3%, al Gerente y 1%, al Secretario y al Presidente. El 5 % se distribuiría entre los miembros del directorio en proporción a la asistencia de cada uno de ellos a las reuniones.
        Clara valoración del Banco que daba preeminencia al gerente como empleado de la institución y no por su calidad de capitalista. Otro aspecto destacable que ponía el acento en la responsabilidad de la gestión bancaria, determinaba que los dividendos a distribuirse ente los directores se establecería de acuerdo con la concurrencia a las reuniones de directorio.
    La sociedad sería administrada por un directorio compuesto por once accionistas elegidos en asamblea: siete titulares y cuatro suplentes ─que solo ejercerían la función de titulares cuando fueran llamados para formar quórum en caso de que aquellos estuviesen en minoría─. Para ser director se requería poseer por lo menos 250 acciones de la sociedad. El directorio duraría dos años en sus funciones; en caso de renovación, en el primer ejercicio se sortearían los cinco primeros miembros y en el segundo, los seis restantes, y así sucesivamente (art. 37).
        El gerente no podía ser removido sino por el acuerdo de las dos terceras partes de los miembros que componían el directorio (art.52).

El capital social
        Abierta la institución, de inmediato se ofreció al público la primera serie de acciones, con un valor de diez pesos, que podían adquirirse en varios domicilios de los fundadores don Víctor Vilar (Méjico 33); Ángel Fontana (25 de Mayo 199); Eusebio Goldaracena (Bolívar y Centro América); (Juan C. Etchebarne (25 de Mayo y Suipacha); Salvador Rossi (Federación y Méjico); Antonio Font (Urquiza 116); Esteban Garbino (Saladero Amistad); Antonio Daneri (25 de Mayo y Solís).(7)
        La confianza que inspiraban el directorio y la gerencia despertaron interés por adquirir acciones en capitalistas de otras ciudades. La primera serie se agotó rápidamente y de la segunda se adquirió un buen número.(8) Un sindicato de inversores de la Capital Federal propuso la adquisición de todo el capital y, ante una negativa, ofreció sumar un millón al fondo de cuatro millones que poseía Banco, oferta que también fue rechazada.

Los principales capitalistas del Banco Territorial
      Nos referimos a los señores Eusebio Goldaracena, Esteban Garbino, Salvador Rossi, Ignacio Olaechea, Juan Carlos Etchebarne y Nicolás Mendaro.(9)
        La institución se fundó con dinero del comercio local y llenó una sentida necesidad. Desde sus primeros días se manejó con mucha habilidad, especialmente en los préstamos de dinero. Así lo refleja un comentario periodístico que sostiene: “Ha sabido salvar situaciones difíciles en la seguridad de que su dinero se entregaba a personas que ─es cierto─ lo necesitaban pero tenían cómo responder cien veces más por la cantidad que les concedía el directorio”.(10)

Domicilio, apertura y horario
        El Banco abrió sus puertas el lunes 23 de septiembre de 1889 en calle 25 de Mayo, esquina Chacabuco (ángulo sudeste), al lado de la ferretería de Luis Clavarino y haciendo cruz con la tienda “El Turco”, de Ángel F. Ríos, que era la más surtida en esos años. El horario de atención era de lunes a viernes, de 10.30 a 15; los sábados y los fines de mes se extendía hasta las 16 y en los feriados abría de 9 a 11 para que pudiese operar la Caja de Ahorros.
        Además de las actividades propias de toda institución bancaria, desarrollaba otras anunciadas de la siguiente manera: “Compra, vende, edifica y alquila propiedades”. Era lo que precisaba Gualeguaychú, y por eso estaba llamado a participar activamente en el progreso de la ciudad. Corrían épocas en que la prestación bancaria constituía una palanca de desarrollo, porque facilitaba capitales al comercio y a otras actividades que estimulaban la economía. Lo cierto es que el dinero comenzó a circular por diferentes manos, pues el Banco Territorial aumentó la velocidad de esta circulación.
        Era sabido que al frente de la institución había directivos honestos y competentes, por lo que se esperaba una gestión favorable con resultados satisfactorios. En septiembre de ese mismo año publicita la tasa de los intereses que cobra y abona por depósitos en caja de ahorros, tomando desde un peso hasta mil y por adelantos en cuenta corriente. A pocos meses de su apertura, la entidad operaba en todas las áreas y extendía giros sobre cualquier punto de Italia.

La primera Asamblea General Ordinaria
        El primer ejercicio cerró el 31 de diciembre de 1890; la asamblea fue citada para el 18 de enero de 1891, en las oficinas de la Colonizadora Entre-Riana, sita en Urquiza 199, para considerar la memoria y el balance ─desde la fundación hasta el cierre del citado ejercicio─ y la propuesta de distribuir dividendos del diez por ciento en efectivo. Ambos asuntos se aprobaron por unanimidad. Estos resultados demuestran la excelente gestión del Banco y la importancia de las operaciones realizadas en muy poco tiempo. Quienes le habían confiado sus intereses quedaron muy satisfechos con las utilidades percibidas.
        El estado contable fue suscripto por el gerente don Antonio Daneri, el presidente Víctor Vilar y el secretario don Antonio Font. Certificó el balance el contador Pablo Daneri y prestó su conformidad y aconsejó su aprobación el síndico don Alfredo Elías.

Actividad en 1891
        Luego de la asamblea, la institución siguió funcionando a pleno y desarrolló una beneficioso plan financiero para el crecimiento de la ciudad, a través del aumento de la clientela y de la incorporación de nuevos servicios.
        El 3 de abril de 1891 suprimió la atención al público los feriados y domingos, y modificó las tasas de intereses activos y pasivos. Durante este período se intensificaron las operaciones inmobiliarias y las correspondientes a la construcción y se realizaron inversiones destinadas al bien común, como es el caso del “tranway” y del alumbrado público de gas en la ciudad. Desde luego, esto no impidió que prestara un importante servicio financiero a todos sus clientes y que actuara como intermediario en la colocación de los capitales confiados a su manejo, destinados primordialmente a financiar el crecimiento económico que tanto se necesitaba.

Nuevos embates contra el Banco
        En 1890, el clima político se enrareció con motivo de las elecciones municipales, a realizarse el primer domingo de diciembre para suceder al intendente don Máximo Chichizola, cuya reelección se pretendía después de un excelente mandato. Así surgieron fuertes divergencias que pronto derivaron en agresiones políticas ─al principio a través de la prensa─; y luego, en conflictos sociales hasta desembocar en enfrentamientos en los atrios donde hubo gente armada.(11)
        Ese año se publicaban en Gualeguaychú seis periódicos con fuertes posiciones partidarias;(12) dos de ellos ─que aumentaron las disputas─ injuriaban al Banco Territorial y a sus funcionarios y directores, especialmente a don Antonio Daneri, que gestionaba entonces el “tranway”, y también a funcionarios municipales, a quienes acusaban de que la concesión del alumbrado se había efectuado cuando se encontraban al frente de la Municipalidad.
        La verdad era otra: el 26 de octubre de 1887, la Municipalidad contrató el servicio de alumbrado de gas con el Sr. Benito Pellerano a quien le otorgó la concesión; esta fue vendida al Sr. Jaime Vieyra, que posteriormente la vendió al Banco Territorial Gualeguaychú, pero el contrato fue celebrado cuando aún no se había formado la sociedad que creó el Banco.(13) El enredo se produjo a raíz de que la institución bancaria había pedido al Municipio una prórroga para el funcionamiento del gas domiciliario porque no había finalizado la obra; la solicitud fue acordada.

La segunda Asamblea General
        Se realizó el domingo 14 de febrero, en el local de la Colonizadora Entre – Riana, para considerar la memoria y el balance cerrados el 31 de diciembre de 1891, y la distribución de los dividendos en efectivo “para repartirse entre los accionistas”. Pero ellos no fueron los únicos beneficiarios: la usina de gas estaba en marcha para el bienestar de la población y se estableció el tranway, cuya administración quedó a cargo de Antonio Daneri.(14) Además, los pequeños agricultores pudieron adquirir una modesta y confortable casa habitación, construida por el Banco Territorial a muy bajo precio y con reducida amortización y bajo interés.
    La memoria y el balance, aprobados por unanimidad, llamaron la atención de un cronista que comenta “el poder del crédito cuando es manejado por manos hábiles y honradas, cuando su distribución equitativa responde a fines nobles y elevados y el resultado de sus operaciones solo tiene por norma el bien que a su derredor desparrama”.(15)
        Según la memoria, el año anterior (1891), se habían vendido cuatro propiedades con las cuales el Banco a más de sacar el capital, los intereses y gastos, había recibido “todavía una pequeña utilidad que en plena crisis es un hecho fenomenal”. Asimismo destaca que el movimiento de caja de ese año casi ha superado al anterior (1890).
        Un hecho auspicioso y de madurez empresaria mostró que de la suma destinada a dividendos en efectivo, la asamblea había resuelto capitalizar el 80% ─que correspondería a un dividendo en efectivo del 8% sobre el capital accionario─ y solo entregar a los accionistas el 20 % restante y la buena concesión de los créditos que no señalase la existencia de incobrables.

Influencia de la política Municipal
        El 31 de diciembre de 1890 venció el mandato del intendente Máximo Chichizola sin que se hubieran podido realizar elecciones para elegir su reemplazante. Eso motivó que el poder ejecutivo provincial, el 30 de diciembre dictara un decreto nombrando una Comisión Municipal Provisoria para que se hiciera cargo de la municipalidad de Gualeguaychú hasta tanto el pueblo convocar a nuevos comicios. Son designados los señores: Sixto D. Neyra, Alfredo Elías, Pastor Britos, Juan Etchebarne, y Ramón Goyri. Los dos últimos no aceptaronpor las circunstancias que se vivían en la ciudad El vecindario que tan alarmado se encontraba con los rumores que se esparcían y que hacían presentir escenas dolorosas recibió la noticia con gran satisfacción. “la única también que desarma el brazo de los que estaban prontos a recurrir a las vías de hecho, en la creencia que de entre los charcos de sangre, se levantaría la responsabilidad de los que debían ocupar los principales puestos del gobierno comunal”. (16)
        El peligro desapareció por completo y el pueblo puedo libremente entregarse a sus expansiones sin temor de ser molestado.
        El 1 de enero de 1891 se hizo cargo de la municipalidad la Comisión Municipal provisoria, con las mismas facultades que un intendentes y Concejo Deliberante integrada por los ya nombrados: señores Pastor Britos, Alfredo Elías y Sixto Neyra. Hubo en ese entonces una clara división y enfrentamiento entre Clavarinistas y masonistas. Los primeros, llenos de pasiones y envidia con la intención de dejar sin efecto todo lo realizado en las anteriores gestiones municipales., principalmente las resoluciones tomadas respecto del contrato de suministro con el Banco Territorial. Como no podían disimular su ofuscación querían revocarlas.

Las elecciones de 1891
       Ejecutando su plan cedieron al Dr. Enrique Masón la intendencia para quedarse con las concejalías, con una amplia mayoría que les permitiría dominar las decisiones políticas municipales. Estaban seguros que les iba a resultar muy fácil desprenderse del doctor Enrique Mason y ocupar su cargo.
    Entre los miembros de la corporación municipal existía una profunda división. No fue necesario esperar, muy pronto y tal como lo vaticinara “los Principios” se oyeron conceptos muy desfavorables hacia el Dr. Masón como presidente de la municipalidad proferidas por uno de sus más fervientes admiradores y decidido partidario en los comicios de diciembre, miembro del Concejo Deliberante y director del periódico “El Noticiero” nos referimos al Sr. Inocencio Furques.(17)
        Destacaba que el presidente nada había hecho, de lo cual surgía que tampoco los concejales
        Muchos de los que lo habían votado se arrepintieron y hubo indignación pública que se hizo sentir.
       Los “clavarinistas” tenían la mayoría y asumieron sus cargos decididos a seguir su estrategia y dejar sin efecto todo lo que habían hecho las anteriores administraciones y pronto sacarse de encima al intendente. Las razones de nada sirvieron porque eran contrarias a la consignas que se habían fijado.(18)

Ataque al Banco Territorial Gualeguaychú
        Un insólito atentado comete la municipalidad contra el Banco Territorial y la empresa de gas por la ofuscación de los seis miembros del Concejo Deliberante, víctimas de sus bajas pasiones al revisar la prórroga concedida el año anterior. Un suelto periodístico así lo afirma al decir. “El inaudito atentado de la municipalidad contra la empresa de gas que representa los intereses del pueblo se ha consumado al fin”(19) No han querido considerar que esa empresa formada con capitales de la localidad de donde son casi la totalidad de los accionistas con cuyo comercio tiene amplias vinculaciones por su negocio de banco debía merecerles la concesión de la prórroga solicitada teniendo en cuenta la mala situación financiera del país”.(20)
     En otro comentario titulado “Nihilistas locales” se expresaba así: “Así podemos llamar a los concejales que torciendo el orden de los procedimientos, llevados de su mal instinto y guiados por mezquinos intereses y sin discutir las atribuciones de la comisión que funcionó en los siete primeros meses del año ppdo., pretenden de derogar o sea desconocer el derecho que esta acordó al Banco Territorial la prórroga que solicitó para dar terminada la instalación de la usina del Gas”.(21)
        El banco Territorial no había solicitado una nueva prórroga. Se refieren a la que el año anterior fuera concedida por la Comisión Municipal, que querían revocarla para aplicar una multa de 500 pesos mensuales, desde la fecha en que debía entregarse la obra, y además sostenían que el precio a cobrar por el servicio de Gas era “alto impuesto” que el pueblo no podría soportar.
        Mientras tanto el Banco Territorial seguía su actividad bienhechora, principalmente colaborando con la realización de obras públicas. Especialmente nos queda grabado la empresa de tranway que, como veremos próximamente favoreció la recreación de los vecinos y por supuesto mejoró el transporte urbano.
        En un debate que se suscitó al poco tiempo de asumir los cargos, “se revelaron las pasiones por tanto tiempo estaban comprimidas, en que se han hecho cargos a las administraciones anteriores de las cuales formaron parte varios de los que hoy actúan como concejales”.(22) En ese debate no hubo calma, ni la razón fría y desapasionada que hubieran suprimido rencor y enemistades que existían y que renacieron.
        Pronto se hicieron conocer dos resoluciones dictadas con ligereza por el Concejo Deliberante municipal que puso de manifiesto el acuerdo de camarilla que tenían para resolver ciertas cuestiones.
            En esas resoluciones que derogaban la de anteriores administraciones habían participado alguno de ellos. Al momento de resolver imperaba el animadversión y el resentimiento, la razón estaba ausente.

El asunto del Gas
      En el asunto del gas se produjo una profunda escisión entre los que habían llegado juntos a la cumbre del poder local. Nada podía cambiar las consignas que se habían fijado los partidarios de Clavarino. Ellos lo tenían definitivamente resuelto antes de su tratamiento y se votó por la aprobación del dictamen de la Comisión de hacienda con mucha precipitación, para que no se la analizara, sin esperar que regresara el doctor Mason que estaba enfermo.
        Los que votaron por la aprobación del dictamen sobre el asunto del gas son los mismos que tratan de hostilizar al Banco Territorial Gualeguaychú señores: Gustavo De Deken, Luis Clavarino, Inocencio. Furques, Máximo Nuñez, Martinez e Hipólito Labarthe.
       De este grupo los que llevan la batuta y dirigen el tema son los tres primeros, empecinados en presentar el contrato como ruinoso para la población. Los demás se quejan de esa trinidad no hacen ni inician nada bueno. Se los creía personas inteligentes y de quienes se podía esperar mucho y bueno. Es razón llevó al periodista a afirmar que era bueno que dieran sus nombres para que la población y los accionistas del banco conocieran, como votaban y quienes eran.(23)

Convenio con la Municipalidad
        El banco territorial agotó a todas las instancias legales para mantener la vigencia de la resolución que le concedió la prórroga para la terminación de la obra para el suministro del gas.
        La cuestión pendiente entre la empresa y la municipalidad eran la multa que se le impuso a aquella por demoras en el cumplimiento del contrato, puede considerarse satisfactoriamente solucionada, faltando solo que el Concejo Deliberante apruebe el convenio. En virtud del arreglo alcanzado la tarifa de la empresa sufre una importante rebaja hasta tal punto que el alumbrado a gas vendría a costar muy poco más que la defectuosa a kerosene. Sólo basta que sea aprobado por el Concejo deliberante.(24)
        El convenio aprobado, con algunas modificaciones que le introdujo el C.D., fue llevado a escritura pública.(25)
        El comienzo del alumbrado a gas en Gualeguaychú se produjo el 24 de enero de 1894, durante la intendencia de don Francisco Campi.
        La empresa de gas fue un honor para Gualeguaychú, no sólo por representar un progreso de gran importancia, sino porque se hizo con capitales locales que prueba que hay hombres emprendedores que tienen fe en el porvenir de esta ciudad y que no vacilan en emplear su dinero en obras para el progreso.

Liquidación
        Finiquitadas dos obras importantes como lo fueron el tranway las construcción de la usina de gas para el alumbrado público el Banco Territorial decide su liquidación en el año 1896 el directorio es nombrado en comisión liquidadora. En las convocatorias a asamblea general ordinaria durante los años 1897 y 1898 se somete a consideración la memoria y el estado de la liquidación.(26)

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NOTAS
(1) La caída del precio de los productos que se exportaban, el endeudamiento externo, las emisiones continuas del papel moneda y la pérdida de valor del signo monetario provocaron inflación. Se vendía barato y se compraba caro.
(2) El 3 de noviembre de 1887, el Gobierno sancionó la Ley de Bancos Nacionales Garantidos que autorizaba a entidades a emitir billetes a cambio de realizar un depósito en oro en el Tesoro Nacional; por el que se entregaban títulos públicos contra los que la entidad bancaria emitía moneda. La irresponsabilidad fiscal y la desmesurada emisión dispararon inflación. Este festival de emisiones provinciales y privadas se detuvo recién en 1890, cuando Carlos Pellegrini estableció una Caja de Conversión.
(3) La Sentinella, Año II, N° 109, Gualeguaychú, 8 de Julio de 1889, p. 1, cols. 1y 2.
(4) Conf. La Sentinella, Año II, Nº 121, Gualeguaychú, 19 de agosto de 1889, p. 2, col. 2.
(5) La Sentinella, Año II, N° 129, Gualeguaychú, 22 de agosto de 1889, p. 2, col. 2.
(6) PIAGGIO, Enrique Ángel, Evocaciones del Ayer, Gualeguaychú, Talleres Gráficos Rojas & Bogliacibo, 1996. p. 27.
(7) La Sentinella, Año II, N° 112, Gualeguaychú, 18 de julio de 1889, p. 2, col. 4.
(8) Ídem, N° 118, Gualeguaychú , 8 agosto de 1890.
(9) Piaggio, Enrique Ángel, Evocaciones del ayer, Gualeguaychú, Talleres Gráficos Rojas & Bogliacino, 1996, pp. 5 y 6.
(10) La Sentinella, N° 269, Gualeguaychú, 12 de febrero de 1890.
(11) Nota: Por la importancia que asignamos a esas elecciones y por su vinculación con la política provincial y nacional, en una de nuestras próximas entregas nos referiremos especialmente a ellas.
(12) Se publicaban El Noticiero, La Sentinella, Los Principios, El Municipal, La Idea y La Reforma.
(13) Los Principios, N° 508, Gualeguaychú, 26 de enero de 1892, p. 1. col. 2.
(14) Nota: La historia del tranway, como la de la usina de gas y los problemas políticos electorales ya mencionados serán tratados –por separado– en entregas posteriores.
(15) Los Principios, N° 520, Gualeguaychú, 15 de marzo de 1892.
(16) La Sentinella - Año III - Nº 269 - Jueves 12 de Febrero de 1891 (Pág. 1 / Col 1, 2 y 3 ) y Nº 258 - 1º de Enero de 1891, Págs. 1 / Col. 2 y Pág. 2/ Col. 1.
(17) Los Principios. N° 532; Abril 29 de 1892, Pág. 1/ Col.1.
(18) N° 511 Febrero 9i de 1892.
(19) Los Principios – N° 512 , febrero 12 de 1892 (Pág. 1/ Col 2 y 3).
(20) Ídem.
(21) Ídem N° 513 Febrero 16 de 1892, (Pág. 1/ Col. 2).
(22) Los Principios. N° 511 – Febrero 9 de 1892.
(23) Ídem. N° 512, febrero 12 de 1892. (Pág. 1/ Col. 4).
(24) La Sentinella. N° 558 , Lunes 8 de enero de 1894, (Pág. 1/ Col. 1).
(25) Ídem. N° 581 Lunes 2 de Abril de 1895.
(26) Los Principios. N° 1051 Julio 17 de 1897 y N° 1094 del 5 de julio de 1898 (Pág. 3/ Col 1).


Para citar este artículo:
Daroca, H. (2017). "Banco Territorial Gualeguaychú" en El Argentino, 3 y 10 de diciembre. Disponible en línea: https://hugodaroca.blogspot.com/2015/12/banco-territorial-gualeguaychu.html

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