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BANCO DOMINGO GARBINO

Por Hugo Daroca


Publicado en El Argentino, 13 y 20 de diciembre de 2015




Apertura
    
    El banco Oxandaburu y Garbino deja de operar a principios de 1871 por los inconvenientes financieros que se le presentaron, entre ellos, la situación económica de Juan Oxandaburu, que terminó con su quiebra. Pero Domingo Garbino no quería dejar el negocio bancario y estaba dispuesto a intentarlo nuevamente. El 6 de octubre de 1871 presentó un pedido de autorización para establecer un banco de emisión, depósitos y descuentos en Gualeguaychú, con estatutos idénticos a los de Oxandaburu y Garbino y a otros de igual clase y categoría que funcionaban en ese momento en la provincia. En la solicitud peticiona que los billetes del nuevo banco sean recibidos en pago de derechos fiscales y que si existiera alguna falsificación fuera perseguida de oficio por acción pública.
  El dictamen del Ministro fiscal dice: Este ministerio es de opinión que saliendo estas medidas del círculo de lo puramente administrativo, no es atributivo de vuestra excelencia exclusivamente tomarlos y que esto sólo debe hacerlo condicionalmente y con el cargo de dar cuenta a la legislatura así que esta reabra nuevamente sus sesiones ordinarias para que ella apruebe o desapruebe los estatutos presentados. Es el dictamen fiscal salvo el más acertado juicio de vuestra excelencia”.
   Con fecha 13 de octubre de 1871, se resuelve conceder a don Domingo Garbino el permiso que solicita para establecer un banco en la ciudad de Gualeguaychú con arreglo a los estatutos que acompaña, y no hace lugar al privilegio que solicita para perseguir de oficio a las falsificaciones de billetes, por lo que puede ocurrir a la legislatura.
  Luego de más de un año de inactividad desde que se le concediera la autorización y, cuando en la plaza nada se sabía, imprevistamente, aparece a fines de octubre de 1872 un comunicado anunciando la apertura del banco: (1)


“BANCO DOMINGO GARBINO”
Se avisa al público que desde el día 2 de Noviembre quedará abierto este establecimiento bajo las bases que oportunamente se publicarán.
La emisión que se pondrá en circulación será por ahora la misma que circulaba bajo la razón de Oxandaburu y Garbino con un sello de tinta al frente que expresa: Banco Domingo Garbino.
En el mismo establecimiento se convertirán las notas de la razón Oxandaburu y Garbino en liquidación.
Gualeguaychú, Octubre 17 de 1872.
Domingo Garbino

A partir de esa fecha y desde el viejo domicilio, comienza sus operaciones bancarias. Mediante algunos avisos comerciales se informa la manera de operar; (2) llama la atención la tasa de interés que se cobra por los adelantos en cuenta corriente, que es el doble de lo que se paga por los depósitos.
El Banco Domingo Garbino utiliza los billetes editados para el Banco Oxandaburu y Garbino, y son puestos en circulación. Para distinguirlos, les colocaban al frente un sello en el que se leía Banco Domingo Garbino.
En el mes de noviembre (3) ofrece la realización de las siguientes operaciones: emisión de billetes al portador y a la vista en moneda boliviana y fuerte; descuento de pagarés y de letras de plaza; adelantos de dinero en cuenta corriente según las condiciones generales que establecerán; recepción y libranza de giros sobre las plazas de Montevideo y Buenos Aires, lo mismo que sobre todo los puntos principales de esta provincia. Además de recepción de dinero a plazos e interés convencional y toda operación lícita de crédito.
Durante 1873 el banco funcionó normalmente, las tasas de intereses fijadas inicialmente se mantuvieron sin modificaciones. Se reiteró constantemente el mismo aviso, con la fecha original de su aparición. (4) En cambio, en 1874, aumentó la tasa que se abonaba por los depósitos en cuenta corrientes. (5)

Cambio político y legislativo

    El Dr. Ramón Febre asumió la gobernación de Entre Ríos el 1 de mayo de 1875. De inmediato, y como lo adelantáramos en el capítulo tercero, promueve medidas financieras persecutorias de la banca privada. No había transitado un mes de gobierno cuando, el 24 de mayo de 1875, se dicta una ley que autoriza al gobierno la creación de billetes de tesorería convertibles a la vista, con más ventajas que las que tenían los billetes de banco, que se convierten en serios competidores a los que les crea serias dificultades.
Posteriormente, el gobernador Febre, por ley del 10 de febrero de 1876, prohíbe a los bancos privados emitir billetes de menos de cinco pesos fuertes y mientras no se establezca el Banco de la Provincia, y autoriza al Poder Ejecutivo a emitir billetes del tesoro, de las fracciones menores, por una cantidad de ochocientos mil pesos fuertes.
Lo arbitrariedad de la ley está en el Art. 2º al establecer que desde la misma fecha darán principio a la conversión o sustitución de la emisión que tengan en circulación, desde la fracción más pequeñas hasta la de cinco pesos bolivianos inclusive, operación que debía quedar totalmente terminada dentro de 70 días.
El periodismo de esta ciudad critica esta ley y repudia que el gobierno sea juez y parte de las operaciones bancarias y al mismo tiempo se arrogue derechos y facultades que les niega a los bancos privados y, principalmente, que pueda emitir “billetes de tesorería” a los que hace circular como moneda.(6)
El 20 de mayo de 1876 se crea el Banco de Entre Ríos, de emisión, descuento, hipoteca y depósito.
La imprevista y repentina desaparición en las operaciones comerciales de los billetes menores a cinco pesos produjo en la plaza comercial no solo un decaimiento, sino también la paralización en algunos rubros. El comercio siguió luchando con grandes esfuerzos contra los efectos de la gran crisis provocada por el gobierno. (7)
“Entre los bancos cuyas emisiones no eran convertibles a la vista estaba comprendido el del Sr. Garbino”, que hacía denodados esfuerzos para cumplir y evitar la bancarrota, pero sus billetes circulaban en plaza con un pequeño quebranto, (8) cuando otros bancos habían desaparecido. Días antes el gobierno provincial había dispuesto “que en el término de cuarenta días, se realice la venta de las haciendas afectadas a la garantía de la emisión y demás créditos de dicho banco”. (9) Entendemos que la venta no llegó a realizarse.
Por ley del 17 de mayo de 1877 se ordena liquidar en provecho de los acreedores, bajo la intervención del poder ejecutivo, todos los bancos de emisión de la provincia. (10)
De inmediato, y tal como nos tenían acostumbrados, reaccionan los periodistas locales (11) y con gran responsabilidad profesional la califican como “una monstruosa ley”. Esta ley es sancionada por la legislatura provincial el 17 de mayo de 1877, promulgada ese mismo día con la firma del gobernador Fabre y refrendada por Manuel de T. Pintos. Establecía en su primer artículo la liquidación de todas las sociedades anónimas autorizadas por sus estatutos para emitir billetes pagaderos al portador y a la vista, así como de las demás casas bancarias que usasen de igual derecho. Según el capital, la liquidación podía ser realizada por sus mismos directores o con por la intervención del Poder Ejecutivo. Mientras no se reglamentara sería hecha a favor de sus acreedores.
A comienzos de 1877, el Banco Garbino se encuentra en liquidación; había sido nombrado inspector don José Antonio de Urquiza, (sobrino y yerno del general Urquiza), (12) quien fuera elegido presidente del Recreo Argentino en la asamblea del 1 de febrero de 1878.
En febrero de 1877 se inicia un serio enfrentamiento y una polémica a través de los periódicos locales. Desde El Telégrafo se publican comentarios y solicitadas muy críticas contra el Banco Garbino que adquieren un tono muy elevado, hasta podría decirse injuriosos. En cambio, El Chimborazo lo defiende en varias notas -algunas suscriptas por el mismo propietario, don Domingo Garbino- y solicitadas que pretenden justificar el comportamiento bancario que demora la conversión de sus notas (pagarés, cheques, plazos fijos, billetes, etc.).
 Estos enfrentamientos adquieren relieve nacional y se comentan en todo el país. Son muchos los medios de prensa –de otras ciudades– que se refieren al conflicto y hasta reproducen en forma completa las publicaciones. El Chimborazo (13) informa a sus lectores que “Los artículos publicados en la sección solicitadas de este periódico a favor del Banco Garbino, han sido reproducidos en otras partes. Antes había hecho lo mismo con los publicados en contra. Por lo visto los interesados en uno u otro sentido no están solamente aquí”.
En un periódico de Gualeguay, (14) leemos en una separata titulada “Anticipación al Nº 3”, la trascripción de una de las solicitadas cuya publicación justifican de esta manera: “…creyendo de oportunidad damos inserción al siguiente ´artículo solicitada’ que trae El Chimborazo de Gualeguaychú, del 23 del corriente mes. Expresa el periodista: ‘estamos seguros de que los datos que él suministra vendrán a calmar las voces alarmantes que estos días se han esparcido referentes al Banco Garbino y que el comercio mejor informado tomará sus medidas para no dejarse engañar por los que pretenden desprestigiar una casa que tiene dadas sus garantías y por mucho más de lo que adeuda´” Y a continuación transcribe la solicitada aludida.
Por su parte, un periódico local transcribe (15) lo que comenta La Voz del Pueblo de Uruguay sobre el Banco Garbino: “Avanza con rapidez la liquidación del Banco Garbino, bajo la inspección inteligente de nuestro amigo D. José Antonio Urquiza. Lo que Garbino hace en medio de la crisis, honra altamente a este recto y honorable comerciante”.
Las polémicas alcanzaron tal grado de agresividad que El Telégrafo (16) decide no seguir publicándolas, lo que anuncia de esta manera: “…extrañarán la falta de publicación de las solicitadas por el motivo siguiente: ‘queremos que cese toda polémica hiriente, que a nada conduce y que nada prueba. El que quiera discutir, hágalo con altura, para eso estarán abiertas las columnas de este periódico’”.
En otro periódico, (17) un cronista se alegra y expresa la satisfacción que ha sentido al ver publicado un aviso de don Domingo Garbino en el que llama a todos los tenedores de billetes de la emisión de su banco para que sean convertidos al valor que representan. Acertadamente, titula su comentario Ya escampa, frase que alude al cese de una operación y a una esperanza de cambio.
En 1878 el Banco Domingo Garbino aún tenía notas en circulación que no había convertido. Un suelto periodístico, titulado Conversión de Billetes (18) decía: “Llamamos la atención de nuestros lectores sobre un aviso que publicamos en la sección respectiva para la conversión de los billetes del Banco Garbino”. Considera que es una buena noticia para los tenedores de esos billetes. El aviso aludido se publica ese día, (19) en él se aclara con énfasis que Quedando en circulación una corta cantidad de notas de este establecimiento, y deseando retirar toda la emisión a bolivianos se avisa a los tenedores de ella, que la presenten en el término de sesenta días”, lo que pone de manifiesto su contumaz conducta. Todavía en 1878 quedaban notas en circulación que se resistía en convertir, y que son rechazadas por el Banco Nacional, cuyo gerente era el señor Pastor Méndez Casariego, (20) Comportamiento que demuestra la negativa del Banco Garbino a canjear sus billetes, tal como era su obligación, posición que mantuvo hasta el final, y que lo lleva al historiador Oscar René Blanc a comentar: “tal vez algunas de esas notas son las que existen actualmente para adornar las ciencias auxiliares de la historia local. (21)


NOTAS

(1) EL ORDEN, 18 de diciembre de 1872, año I, Nº 1, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(2) EL ORDEN, 18 de diciembre de 1872, año I, Nº 1, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(3) EL REPUBLICANO, año I, Nº 94, 13 de noviembre de 1872, p. 4, col. 1.
(4) EL ORDEN, año I, Nº 8, 3 de enero de 1873, p. 4.
(5) EL CHIMBORAZO, año I, Nº 26, 6 de mayo de 1874, p. 4, col. 1.
(6) EL CHIMBORAZO, año III, Nº 192, 27 de mayo de 1876, p. 1, cols. 3 y 4. Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(7) LA FRATERNIDAD, año I, Nº 2, 23 de octubre de 1877, p. 1, col. 1. Hemeroteca Instituto Magnasco.
(8) Ibíd,
(9) LA FRATERNIDAD, año I, Nº 1, 5 de octubre de 1877, Hemeroteca Instituto Magnasco.
(10) REULA, Filiberto; Historia de Entre Ríos, Santa Fe, Edit Castellví S.A., 1969, .t. II, p. 91.
(11) EL TELÉGRAFO, año II, Nº 165, 25 de mayo de 1877, P. 1, Col. 2, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(12) EL CHIMBORAZO, año III, Nº 130, 16 de enero de 1877, P. 1, Col. 4. Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(13) EL CHIMBORAZO, año III, nº 269, 10 de marzo de 1877, p. 2, col. 1, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(14) EL AVISADOR, Gualeguay, febrero 28 de 1877, “Anticipación al Nº 3.
(15) EL CHIMBORAZO, año II, Nº 130, 16 de enero de 1877, p. 1, col. 4.
(16) EL TELÉGRAFO, año II, Nº 138, 16 de febrero de 1877.
(17) LA FRATERNIDAD, año I, Nº 2, 23 de octubre de 1877, col. 2, Hemeroteca Instituto Magnasco.
(18) LA FRATERNIDAD, año I, Nº 31, 18 de enero de 1878, p. 2, col. 3, Hemeroteca Instituto Magnasco.
(19) Ibid. P. 3, col. 2.
(20) EL TELÉGRAFO, año III, Nº 317, 21 de agosto de 1878, p. 3, col. 4, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(21) “LA ACTIVIDAD BANCARIA EN GUALEGUAYCHU HASTA 1891”, monografía presentada en el Departamento de Historia del Instituto Sedes Sapientiae, Gualeguaychú 1982.



Para citar este artículo: Daroca, H. (2015). "Banco Domingo Garbino", en El Argentino, 13 y 20 de diciembre, Gualeguaychú. Disponible en línea: https://hugodaroca.blogspot.com/2015/12/banco-domingo-garbino.html


Banco Domingo Garbino

DE LA VIRADA DE LA NOCHEVIEJA DE 1860 EN EL RECREO AL AÑO NUEVO

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino"el día 3 de enero de 2016.
 Banco Domingo Garbino




El Recreo Argentino, fundado el 1º de mayo de 1860, realizó la fiesta inaugural en la nochevieja del 31 de diciembre, donde la algarabía y la diversión se prolongaron hasta bien entrada la madrugada del 1º de enero del Año Nuevo. Habían transcurrido ocho meses durante los cuales los jóvenes pipiolos(1) ahorraron el importe de las cuotas sociales para cubrir los gastos que demandaría esta gran celebración a la que invitaron a sus amigos, sin necesidad de acudir a la participación(2) (esta recién comenzó a usarse y se hizo costumbre décadas después).
En España, el 31 de diciembre se festeja de manera muy especial y la celebración se llama nochevieja. Según la costumbre, para tener suerte hay que comer doce uvas, una con cada campanada que puntualmente se escucha desde la iglesia principal del pueblo, a la medianoche de ese día. En Francia, la misma celebración de fin de año se conoce como réveillon, palabra francesa que se usa para describir la cena con la que se despide el año y la fiesta que precede al día del Año Nuevo. Réveillon alude a la fiesta con cena, baile y cotillón de nochevieja (o cena de despedida del año que termina) y a la fiesta que continúa, con todos despiertos, para festejar la llegada del nuevo año. Este término francés deriva de otro: réveil, que significa “despertar”. Por eso, quienes participan de la réveillon deben permanecer despiertos más allá de la medianoche en que comienza el Año Nuevo, al que se recibe con renovadas esperanzas y con gran beneplácito.
Por su parte, se llama virada a la hora del cambio del año viejo al nuevo, que suele provocar en el ánimo de las personas propósitos de modificar actitudes y de lograr nuevas formas de vida, cuando las transformaciones postergadas y los sueños sin cumplir se convierten en propósitos que pretenden concretarse.
La velada del 31 de diciembre de 1860, hubo en el Recreo un encuentro de amigos, quienes habían compartido la experiencia de la fundación del primer club social de la provincia. Su estado de ánimo se mostraba entonces rebosante y predispuesto para los festejos. Entre los fundadores existía una mística: una amistad virtuosa y verdadera, alejada de todo interés o utilidad. El afecto los unía, y el Recreo se convirtió en el templo de esa amistad. Esa era una noche de amigos (así como la Nochebuena es la fiesta de la familia); todos se sentían dispuestos a participar y a lograr que intervinieran los demás. Especialmente se prodigaron en atenciones y agasajos a las damas y ninguna de ellas dejó de ser invitada a bailar y a intervenir en otros entretenimientos.
La comida que se ofreció esa noche en El Recreo fue un excelente ambigú(3) de muy buen gusto, con buenos vinos y variedad de postres, y finalizó con champaña y vinos espumantes que se aprovecharon para hacer numerosos brindis con deseos de paz, felicidad y augurios de un gran futuro para la novel institución.
Fue un éxito la virada de la nochevieja que desde entonces quedó impuesta como una costumbre que se reiteró anualmente. La elección del 31 de diciembre de 1860 para despedir el año “viejo”, para brindar especialmente por la fundación del Recreo y festejar el inicio de sus actividades sociales conjuntamente con el comienzo de un nuevo año, fue todo un acierto.
La réveillon en el Recreo Argentino se convirtió en un acontecimiento social comunitario, en una fiesta muy destacada y apreciada, que se celebraba el último día de cada año, a la que asistía una numerosísima concurrencia. Un encuentro de amigos y de familiares que se reunían para festejar en un clima alegre el fin de un año y el comienzo de otro. La distinción y elegancia se apoderó de la celebración hasta convertirla en una noche de gala para la ciudad. Al hecho de despedir el año y de esperar con alegría el nuevo se sumaron dos aspectos fundamentales: el festejo del aniversario de la inauguración del Recreo Argentino, y la presentación en sociedad de las jóvenes ─las quinceañeras hacían su debut en el arte de la danza).
Esta “presentación importaba también en ellas un cambio: como la nochevieja, dejaban atrás su niñez y cierto aislamiento y comenzaban a disfrutar de la vida social (de allí lo de “presentación”). Comenzaba este momento con el baile de un vals durante el cual las jóvenes estaban acompañadas de algún familiar; luego seguían danzando con distintos conocidos, y de esa forma quedaban incluidas en la vida de relación.
El Recreo nació como una “rebelión” de los jóvenes fundadores ─“mostacillas” como les gustaba llamarse a sí mismos (4) ─ con ansias de educarse para crecer y superarse personalmente. Además, procuraban terminar con los enfrentamientos y las divisiones que habían existido en la ciudad.
En el festejo del cincuentenario del Club, la Junta Directiva resolvió invitar a los fundadores a beber una copa de champaña y a enviar salutaciones a los que se encontraban ausentes. El destacado fundador don Marcelino V. Escalada(5), con fecha 21 de octubre de 1910, al agradecer al presidente del Recreo, don Asisclo T. Méndez, el telegrama que le enviara, le manifestó: “¡Cincuenta años atrás! ¡Vaya! ¿Dónde están aquellos ángeles que hacían la delicia de nosotros, jóvenes, sin más capital que el porvenir?”.
Estos jóvenes tenían una clara visión del futuro que querían para sí y para el club social que iniciaba sus actividades esa noche. El año 1860 marca un gran momento del pasado y también un giro decisivo para el futuro de la condición societaria en la ciudad.


NOTAS
(1) Muy joven, sin experiencia ni fortuna material. Liberal clásico.
(2) Pago de una tarjeta.
(3) Mesa o lugar donde se presentan un conjunto de platos, fríos o calientes, de manera que los comensales puedan escoger y servirse ellos mismos la comida que llevan a su mesa.
(4) El Noticiero, N°. 1704/1705, 5 y 6 de enero de 1891.
(5) Una ciudad enclavada a 150 km de la capital de la provincia de Santa Fe lleva su nombre.

PASTOR BRITOS

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" el día 30 de Agosto de 2015.

Genealogía. Nació en Mercedes, República Oriental del Uruguay, en 1835. Era hijo de don Juan José Britos y de doña Isabel Sperati.
Contrajo matrimonio el 18 de diciembre de 1872 en la parroquia de nuestra Señora de Dolores (ciudad de Dolores, Dpto. Soriano, ROU), con doña Dominga Elizathe, oriunda de Gualeguaychú, de veinte años de edad, hija de don Domingo Elizathe y de doña Matilde Galiano.
Falleció en Gualeguaychú el 8 de mayo de 1925, a los 91 años.

Radicación en Gualeguaychú. Ya en esta ciudad, se dedicó al comercio. Fue propietario de una tienda y almacén que denominó “Del Indio”, ubicada en 24 de Enero (hoy 25 de Mayo), números 210, 212 y 214, entre las calles San Lorenzo y Alem, que posteriormente vendiera al Sr. Desiderio Álvarez, padre de Fray Mocho.(1) Según la usanza española, se llamaba tienda no solo a la que vendía telas o géneros, sino toda clase de productos (ramos generales).
En 1878, en su domicilio, esquina de las calles Federación (hoy Andrade) y Méjico (hoy Alberdi), instaló un almacén que denominó “Del Chaná” (2) e invitó a todas las familias a concurrir al negocio, donde encontrarían precios al costo.

Iniciador del primer club social y fundador del Recreo Argentino. Participó desde los inicios (1855) en la fundación del primer club social de la ciudad, que se llamó simplemente Club. Muy pronto, el pueblo le adicionó “de Gualeguaychú”, razón por la que al aprobarse el reglamento se impuso Club de Gualeguaychú como nombre definitivo. Tenía su sede en una casa antigua, en calle Urquiza, al lado del teatro, con frente a la plaza Independencia, la que por muchos años se tomó como referencia en avisos comerciales.
Su reglamento ─impreso en la imprenta de El eco de Entre Ríos, el 24 de marzo de 1856─ es excelente: contiene una declaración de principios y, como objetivo, propende por todos los medios posibles al desarrollo del espíritu de asociación. Fue su primer presidente el señor Gervasio Méndez Casariego y secretario, el señor Manuel Garzón. En la tapa del ejemplar del reglamento, que hemos tenido a la vista, estampado en forma manuscrita, se lee: “fue iniciador Pastor Britos”. Posteriormente, es de los fundadores del Recreo Argentino y Vicepresidente de la primera Junta Directiva designada en septiembre de 1860. En la asamblea del 8 de diciembre de 1861, resultó elegido Presidente. Es el primero en ejercer el cargo con la institución organizada y en funcionamiento. Ocupó la presidencia durante varios períodos.
En el acta de fundación del Recreo Argentino, extendida y suscripta el 1º de mayo de 1860, es invitado a firmar en primer lugar, lo que corrobora sus condiciones personales y su liderazgo. Fue uno de los presidentes más destacados. En el discurso de apertura de la sesión del 14 de marzo de 1862, comenzó a delinear la verdadera filosofía institucional del Recreo Argentino, a la que nos referiremos oportunamente.

Actuación en la invasión de López Jordán. El 19 de julio de 1870, la ciudad es sacudida por la invasión de las tropas de Ricardo López Jordán. Se temen asaltos y tropelías e impera la inseguridad. Puertas y ventanas de las casas se cierran y hasta se tapian. Los agentes consulares de España, Republica Oriental, Italia y Francia, respectivamente Jorge González Jaime, Pastor Britos, Juan B. Pigretti y José Lefèbre, organizan una policía urbana armada ─se distinguen por llevar una divisa amarilla(3) ─ para vigilar las calles durante la noche.

Presidente de la Junta de Fomento. Fue el último presidente de la institución ─que viene a ser como el lord mayor de la ciudad─, porque en el período siguiente el funcionario pasó a denominarse intendente.
El historiador local don Horacio Romero, refiriéndose a las Juntas de Fomento, (4) expresa: “…el último presidente en 1872 fue don Pastor Britos, hombre ecuánime, muy querido y respetado y que también ha sido olvidado andando el tiempo, como si el recuerdo de los hombres públicos sea humo que se desvanece, cuando debiera tenerse la persistencia de la estatua”.

Cónsul uruguayo en Gualeguaychù. Por decreto del 17 de febrero de 1876 del presidente de la República Oriental del Uruguay, don Pedro Varela, refrendado por el ministro secretario de Relaciones Exteriores, don Andrés Lamas, es designado Cónsul de esa república en la ciudad de Gualeguaychú. El 31 de marzo de ese año, el gobierno argentino le otorga el exequátur suscripto por el Dr. Bernardo de Irigoyen. En el mes de abril, el nuevo Cónsul comunica en los periódicos locales que la oficina del consulado se instalará en la calle Centro América, (hoy Churruarín), esquina Federación, (hoy Andrade).
           
Colonizador. Pastor Britos fue un precursor de la colonización en los años en que la idea era incipiente. Para esto decide destinar un campo que poseía a cinco quilómetros de Urdinarrain; la denominó “La Colonia Italiana”. Con ese fin, divide el campo y procede a lotearlo con precios razonables, plazos, facilidades y muy bajos intereses.
Para favorecer a los colonos y propender al crecimiento de la zona, se reserva tierra que dona al Ferrocarril Central Entrerriano, para que construya una estación que facilite la comunicación y la comercialización de los productos agropecuarios que produciría la colonia. Construida la estación del ferrocarril, llevará el nombre del colonizador de la región, como reconocimiento a su visión y a su generosidad. También se denomina Pastor Britos una población ubicada a 45 kilómetros de nuestra ciudad.

Presidente del Centro Comercial. La Asamblea del 7 de julio de 1887, para renovar autoridades, designa presidente del Centro Comercial a don Pastor Britos. (5) Al poco tiempo se publica una nota que destaca el rápido crecimiento de ese centro y la cantidad de socios “que ingresaron desde que ejerce la presidencia nuestro amigo el honorable vecino, don Pastor Britos” (6), incluso se publica una larga lista. También se señalan las buenas refacciones que se habían realizado en el local que ocupa el Centro Comercial en calle Urquiza. (7)
Ese mismo año, en su calidad de Presidente del Centro Comercial, recibe una comunicación del gobernador de la Provincia, don Clemente Basavilbaso, quien lo saluda afectuosamente.(8)
En el “Centro Comercial” surge la idea de redactar los estatutos de “La Colonizadora Entrerriana” y Britos integra el primer directorio como vocal.

Miembro activo de la comisión municipal El 30 de diciembre de 1890, el Poder Ejecutivo Provincial dictó un decreto en razón de la completa acefalía del Departamento Deliberante de la Municipalidad de Gualeguaychù; al día siguiente terminaba el período legal del presidente en ejercicio y el gobierno quedaría acéfalo. (9) Por esto se nombró una comisión provisoria de para la conducción municipal hasta la convocatoria a elecciones. De las cinco personas designadas, tres aceptaron el cargo: Pastor Britos, Sixto D. Neyra y Alfredo Elías. Britos desempeñó con acierto sus funciones y renunció en agosto de 1891. (10)

El cincuentenario de la batalla de la Isla. En oportunidad de cumplirse 50 años de la creación del batallón “15 de Abril”, a cuyo mando estuvieran los señores Reynaldo Villar y Leopoldo Espinosa ─quienes se batieron victoriosamente contra las tropas de López Jordán─, los oficiales sobrevivientes en aquella jornada, Sres. Policarpo R. de la Cruz, Inocencio Furques, Manuel Cepeda y Luis Luciano, se reúnen esa tarde en casa del señor Cepeda, (hoy Escuela Gervasio Méndez). Allí recordaron, entro otros, a los señores Ramón Nievas y Pastor Britos, quienes piadosamente habían recogido el cadáver de un oficial del “15 de Abril”, caído en calle del Puerto (hoy Alem), y lo habían entregado encajonado a su familia; y también otro acto humanitario del señor Britos, quien, al día siguiente, con médico y botiquín, se trasladó hasta el río Uruguay a ofrecer sus servicios a los muchachos de la Guardia Nacional. (11)

Otros desempeños. Además, el gobierno nacional lo designó miembro de la comisión de inmigración. Integró la comisión liquidadora del Banco Benítez. Formó parte de la comisión del Hospital y del Cementerio y en 1871, de la comisión de lucha contra la fiebre amarilla. También fue consejero del Banco de Entre Ríos y fundador de la Colonizadora Entrerriana.



Notas
(1) BACHINI, Elsa Beatriz; Conferencias; Gualeguaychú; Talleres Gráf. Gutenberg; 1973; p. 32.
(2) Los chanás era un pueblo indígena próximo a los charrúas, que habitaba en la Rca. Oriental del Uruguay, en la confluencia del río Negro con el Uruguay, zona de donde era oriundo don Pastor Britos.
(3) CUADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ; “Los Luises Clavarino”; El Argentino; Nº 194; pp. 1,2 y 3.
(4) ROMERO, Horacio; “Del Cabildo a las Municipalidades en Entre Ríos”; Gualeguaychú, Imprenta Gutenberg, 1949; p. 58.
(5) EL VOTO LIBRE; Año II; 8-7-1887;, p. 1, col. 5; Hemeroteca Inst. Magnasco.
(6) Op. cit. nota 6; Nº 188; 9-9-1887; p. 1, col. 4.
(7) Op. cit. nota 6; Nº 247, 25-11-1887; p. 1, col. 4.
(8) Op. cit. nota 6; Nº 205; 5-10- 1887; p. 1, c.1.
(9) Esta resolución ─que no satisface a los oficialistas, partidarios de la reelección del intendente Máximo Chichizola cuyo mandato concluía─ fue sumamente acertada y “la única que desarma el brazo de los que estaban prontos a recurrir a las vías de hecho” y “creían en los charcos de sangre”. Hubo un gran escándalo por los duros enfrentamientos entre las fracciones que aspiraban al gobierno municipal, se anularon las elecciones en las que resultó electo como intendente don Luis Clavarino, apoyado por “una banda popular de partidos” (“Club Liberal”, Pte. Pastor Britos, “Club Popular, Pte. Gustavo De Deken, “Club Popular, “Club Juventud, Pte. Emilio M. Goyri, “Club del Puerto”, Pte. Francisco Babuglia y “Club de Artesanos Pte.. Francisco Palladino”.
(10) LOS PRINCIPIOS;Año III; Nº 457; 4-8-1891; p. 2 , col. 3, Hemeroteca Inst. Magnasco.
(11) LAPALMA, Marta; Historias de Gualeguaychú; Buenos Aires; Fundación Federico Guillermo Bracht, Talleres Graf. EGISA INTEGRAL; 1989; p. 33.

LA MASONERÍA EN GUALEGUAYCHÚ. SUS LOGIAS Y SUS HOMBRES

Autor: Hugo Daroca.
Publicado en: Diario "El Argentino" los días 26/07, 02/08 y 09/08 de 2015.

Con frecuencia escuchamos preguntas como éstas: ¿qué es la masonería?”, ¿dónde están los masones?, ¿quiénes son?, ¿en qué lugar se reúnen?, ¿dónde funcionan sus templos o logias?, ¿hay masones actualmente en Gualeguaychú?
Trataremos de responder a estas inquietudes, comenzando por esta última, que es una de las más frecuentes. , hay masones en Gualeguaychú. Al menos hay hermanos que se reconocen – recíprocamente – como tales. Más aún tienen templo en la ciudad, espacio cerrado denominado también logia, en el que celebran las distintas tenidas o reuniones de trabajo.
La masonería ha sido considerada como una entidad misteriosa y se la supone secreta. En realidad es tan solo discreta. Su origen se remonta a los siglos XII y XIII cuando los artesanos comenzaron a unirse en gremios. Esta modalidad fue adoptada principalmente el gremio de los albañiles-constructores que integraban el gran maestro, los compañeros u oficiales y los aprendices.
Los secretos de cada oficio eran guardados celosamente y juraban “no” revelarlos jamás, tanto como los estatutos de la logia. Como ejemplo, se suele citar los cálculos para construir un campanario o la proporción de las aleaciones para fabricar una buena espada. Pero antes de seguir es interesante recurrir a la historia para saber en qué consiste la Masonería.
La palabra masón viene del francés Macón “persona hábil que hace o moldea algo, albañil” y procede de makón vocablo germánico que signica “hacer”. De masón deriva masonería, llamada en algunos lugares francmasonería, (de “Franc” quiere decir “libre” y “Macón”, albañil o constructor en su sentido más abstracto). Por consiguiente una traducción literal sería Constructor libre.
Fue en Alemania donde los obreros de la construcción, obligados a vivir en comunidad para construir edificios públicos, se constituyeron en asociaciones de ayuda mutua y resolvieron guardar el secreto de las artes y enseñar el oficio solo a obreros de capacidad y confianza en los talleres donde también conservaban las herramientas. Esta asociación se formó una vez que se edificó la Catedral de Estrasburgo. La fama de los masones se extendió y fueron llamados a construir otras catedrales y edificios.
Además, establecieron prácticas secretas que figuraban en la carta de ordenanza, las que debían ser acatadas por todos los individuos afiliados. La entidad de masones libres estaba compuesta de: maestros, compañeros, y aprendices. Al entrar a la Cofradía se comprometían a “no” revelar jamás las fórmulas y signos de la asociación, así como los estatutos y oficios. La sociedad de constructores de Estrasburgo llevó hasta 1440 el nombre de “Los Hermanos de San Juan”, por estar dirigidos por monjes y por evocar al santo, y fueron los primeros en usar el nombre de “Francmasonería”.

LA INICIACIÓN
El carácter iniciático implica que el ingreso se realiza con rituales y ceremonias precisas que tienen un significado simbólico. Estos consisten en la repetición de palabras, gestos y movimientos, a través de los cuales se utilizan y transmiten los símbolos masónicos que enseñan la forma en que pueden ser utilizados en la vida diaria. Por su parte el nuevo miembro manifiesta su “adhesión” a los principios, normas y estatutos masónicos y su firme decisión de “ponerse en camino” para alcanzar la superación personal.

COMIENZOS EN GUALEGUAYCHÚ
En el siglo XIX las ceremonias y los ritos secretos que celebraban los masones – especialmente el juramento de no revelar lo que allí ocurriera – crearon en nuestra ciudad un halo de misterio y de sospechas que despertaron desconfianza(1). Esto se fue disipando a medida que se conoció que la membresía estaba abierta a toda persona honorable y de buenos antecedentes que quisiera integrarse(2). Bastaba con que creyera en un ser divino superior (el Gran Arquitecto) y gozara de buenos antecedentes, por lo tanto admitía a personas de todas las religiones. Facilitó este cambio en la opinión pública el conocimiento de los nombres de sus integrantes y las obras filantrópicas que llevaban a cabo(3).
Además, podemos afirmar que en Gualeguaychú de esa época no existió “secretismo”, puesto que todo se hizo en forma pública, con anuncios previos a su realización, efectuados por medio de avisos publicados en los periódicos locales, los que posteriormente comentaban las distintas “tenidas” y sus ceremonias con diferentes rituales.
Las casas o edificios que utilizaban logias o templos no se ocultaban; en muchos casos exteriorizaban en sus frentes su condición de tales por los signos masones que colocaban o hacían construir en la fachada. Baste para ello citar, lo que aún hoy se observa en el edificio que fuera de “Operari italiani”, calle Montevideo 132, entre San Martín y Bolívar en cuyo frontispicio se encuentran moldeados en la mampostería los signos masónicos.
Pero lo cierto es que la masonería es una sociedad compleja en la que muchos críticos señalan anti-cristianismo y ocultismo.
El aire de misterio del que ha estado rodeada ha incidido en la escasez o en la falta de fuentes documentales, todavía de muy difícil acceso. Quienes se ocupan de su historia ofrecen muy raramente datos comprobables. Por esto debemos ser muy cautos, ya que mucho de lo escrito proviene de una compilación de relatos.
En lo que respecta a la documentación de los actos constitutivos de las logias de Gualeguaychú, creemos que se han perdido, que no existen. Ha trascendido que se enviaron a Montevideo(4) a la Gran Logia de Oriente, de la que Unión y Filantropía fuera una de las fundadoras en 1856, y que un incendio ocurrido el domingo 11 de Junio de 1882, destruyó la sede donde hubo doce personas fallecidas y pérdidas materiales y de documentos.(5)
Otro motivo de la falta de fuente es que en nuestra provincia el martes 6 de Junio de 1944, por orden del interventor nacional de Entre Ríos, teniente coronel Carlos María Zavalla, las fuerzas policiales invadieron los locales de todas las logias masónicas que funcionaban y se llevaron la documentación existente, y pocos días después les quitaron la personería jurídica y ordenaron que todos los bienes pasaran a poder del estado provincial. Posteriormente el presidente de la Nación General Farrell se vió obligado a destituir del cargo al interventor Zavalla y, nombró en su lugar al General José Humberto Sosa Molina.(6)
Por el contrario existe documentación que veremos cuando nos refiramos en forma más específica a la masonería en Gualeguaychú, elaborada prácticamente en que sucedieron los acontecimientos narrados, fuentes de gran valor que la ciencia de la historia califican de “documentación primaria”. Por supuesto serán presentadas tal como fueron escritas: sin modificación alguna.
Por lo general las reuniones se informaban y se publicaban en los periódicos que mostraban gran interés por las ceremonias masónicas. Los periodistas estaban ansiosos por revelar lo que creían que eran “los secretos” de la masonería. Veremos como en la segunda mitad del siglo XIX se formaron las logias locales. Fue en esta ciudad donde la masonería se instaló y prosperó, y también donde se desarrollaron importantes obras cívicas progresistas, principalmente educativas y filantrópicas.
Por último le cabe a Gualeguaychú el privilegio de que en ella se haya constituido la primera logia fundada durante la dictadura de Rosas – que perseguía a sus seguidores –, privilegio que se atribuye por error a la llamada “Unión del Plata” de la ciudad de Buenos Aires. La logia “Unión y Filantropía” será el tema de nuestra próxima entrega.(7)

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La primera logia que existió en Gualeguaychú fue la augusta “Unión y Filantropía Nº56, que tiene el altísimo mérito de ser la primera que se fundara en la República Argentina; sucedió en la época de Rosas – quién perseguía tenazmente a los masones a los que consideraba “salvajes unitarios”, por lo que desafió la tiranía del caudillo. Existe una duda sobre la fecha de su fundación: no sabemos exactamente si fue antes de 1842 o en 1851.
            El máximo exponente de la historia de la masonería argentina don Alcibíades Lappas, al referirse a Bernardo Ramón Goyri sostiene(8) que ...iniciado por su padre Don Juan Manuel de Goyri, quien fue uno de los fundadores de la logia Unión y Filantropía número 56 de Gualeguaychú, don Bernardo Ramón Goyri actuó en esa misma logia durante cinco lustros y la presidió hasta su deceso. Si tenemos en cuenta que Don Juan Manuel de Goyri fue muerto a lanzazos el 18 de Julio de 1842, debemos concluir que la logia Unión y Filantropía se fundó a más tardar en el año 1842. El prestigioso historiador don Isidoro J. Ruiz Moreno(9) comenta este episodio en los siguientes términos:
“El 19 de julio de 1842 una partida armada a las órdenes del capitán Pedro Hermoso, perteneciente a la división del coronel Eduardo Villagra, se presentó en la estancia Santa María, y Juan Manuel Goyri fue capturado junto con su mayordomo Bernabé Martínez, bajo la imputación de salvaje unitario. Conducidos amarrados, a poca distancia de su residencia, ambos fueron ultimados a lanzadas. Esa misma noche los hermanos Gianello embarcaron al hijo varón del infortunado Goyri, de nombre Bernardo, y lo hicieron escapar a Fray Bentos, río de por medio, para salvar su vida, e insepultados los cadáveres lo de los desdichados patrón y dependiente, recién el 22 de julio fue enterrado don Juan Manuel en Gualeguaychú, asentando el sacerdote en el acta que murió violentamente”.

Consideramos que Unión y Filantropía Nº 56 se funda entre los años 1839 y 1842 y que su primer presidente fue don Juan Manuel de Goyri. Esta creencia se basa en las afirmaciones de Alcibíades Lappas, que ya citamos. Sobre todo por el hecho de que Bernardo Ramón Goyri fue su Venerable Maestro (Presidente) durante cinco lustros, lo que permite deducir dos cuestiones: primero que ocupó tal cargo desde 1851 hasta 1876 año en que falleciera(10), –lo que hacen los 25 años mencionados(11) –, y segundo que para asumir la presidencia era exigible tener el grado masónico correspondiente. Este acredita que en 1851 era digno de todo respeto por la jerarquía de la que gozaba. En consecuencia cobra autenticidad la idea de Alcibíades Lappas que fue iniciado por su padre en la logia. También podemos sumar otros datos como que el Coronel Rosendo María Fraga fue iniciado como masón en Unión y Filantropía Nº 56 en 1849.(12)
En cambio los periódicos(13) de esta ciudad, que defendían con ahínco el prestigio y orgullo que representaba para Gualeguaychú, y para la logia “Unión y Filantropía Nº 56” ser la primera en veinte años de tiranía, tomaban 1851 como año de fundación. Así lo expresaba el periodista:
“Un año antes de la caída de Rosas, en 1851, fue establecida en esta ciudad una logia “Unión y Filantropía” y a Gualeguaychú, pues, le toca el honor de ser el primer pueblo de la República Argentina que estableció una logia masónica, siguiendo la segunda la “Unión del Plata”.
No es un sentimiento de egoísmo el que nos dicta esta rectificación, sino que no se puede despojar a Gualeguaychú de un honor del que se enorgullece, y a la logia Unión y Filantropía que hoy funciona con más crédito que nunca, la justa honra de ser la primera después de 20 años de tiranía, que con sólo siete hermanos decididos dieron a los otros pueblos la señal de levantar otras columnas”.

Fundada en 1841 o en 1851 esto no cambia las cosas. De cualquier manera es la primera.
            Asimismo algunos historiadores ubican la fundación en el año 1851, como es el caso del Padre Borques(14) que dice:
“Durante la tiranía las logias desaparecieron del país, pero meses antes de la caída del General Rosas, esto es en 1851 cuando terminaba la campaña del Estado oriental, Urquiza vino a Gualeguaychú acompañado de numeroso y selecto séquito de diplomáticos militares y políticos, fue en entonces que algunos de ese séquito dejaron establecida en esta ciudad la logia Unión y Filantrópicos. Pudiendo agregar para ampliar el dato que las actas y demás papeles de aquella logia fueron remitidas después a Montevideo”.

Sin embargo en 1851 tiene lugar un hecho de singular importancia. La augusta logia Unión y Filantropía Nº 56 recibe en esta ciudad a visitantes masones procedentes de la Logia San Juan de la Fe de Paraná(15). Otra demostración de que con anterioridad a 1851 estaba constituida en Gualeguaychú.
Para constituir una logia masónica “justa, perfecta y regular”, como lo fue la augusta logia Unión y Filantropía Nº56, se requería –indefectiblemente- que al momento de su constitución reuniera al menos siete masones, quienes debían acreditar -con la documentación respectiva- el carácter de tales(16), y levantar columnas. Requisito que cumplieron al momento de su constitución, y lo hicieran bajo los auspicios de la masonería del Uruguay ya que entonces en nuestro país no había ninguna actividad masónica y, además, esto era factible porque don Juan Manuel de Goyri vivió y combatió durante varios años en Montevideo, por lo que no solo tenía compañeros de armas, sino numerosos amigos masones.
Alguna de las logias del Uruguay le otorgó – bajo número de Acta 56 – la carta o patente constitutiva para que constase la regularidad de su constitución, y gozara de los privilegios que tal calidad les confiere.

El Supremo Consejo y Gran Oriente de Montevideo
La Masonería en el Uruguay había progresado en forma lenta, pero constante, de manera muy diferente a lo que ocurrió en nuestro país, que a partir de la década de 1830 sufrió una larga paralización impuesta por la dictadura de Rosas. Mientras tanto, Montevideo – al influjo de los exilados políticos se convirtió en el centro de la masonería del Río de la Plata.(17)
El 7 de octubre de 1854, obtuvo del Supremo Consejo y Gran Oriente de Brasil, el encargo de “...fundar, constituir y establecer el Supremo Consejo del mismo rito en la República Oriental del Uruguay...”, lo que concreta el 21 de noviembre de 1854 cuando se funda el Supremo Consejo y Gran Oriente de Montevideo.
A partir de entonces, Gabriel Pérez comienza la tarea de promover la unificación y la regularidad de las logias y cuerpos masónicos que funcionaban en el país, y alcanza el éxito perseguido cuando el Gran Oriente del Brasil reconoce al Supremo Consejo y Gran Oriente de Montevideo como potencia masónica, independiente y regular el 17 de Julio de 1856.
Entre las logias fundadoras siete de ellas se encontraban en la República Oriental y dos eran de Argentina: Unión y Filantropía de Gualeguaychú y Unión del Plata de Buenos Aires. En 1857 se constituyó, por reconocimiento de la Masonería uruguaya, el Supremo Consejo y Gran Oriente de la Argentina, actualmente Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
A Unión y Filantropía Nº 56 le correspondió el altísimo honor de formar –junto a las principales logias de la República Oriental del Uruguay y la logia madre de la masonería Argentina “Unión del Plata” el Supremo Consejo y Gran Oriente del Uruguay en un plano de absoluta igualdad institucional lo que implica ser reconocida en tres países como una logia JUSTA, PERFECTA Y REGULAR.
En la próxima entrega nos referiremos al desenvolvimiento de esta logia en la ciudad.

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La augusta y respetable logia Unión y Filantropía Nº 56 tuvo su templo en la casa del constructor italiano Domingo Repetto, ubicada en calle del Plata Nº 203 (hoy Luis N. Palma), propiedad en la que el 1º de septiembre de 1887 se instaló el Registro Civil Municipal(18) y, posteriormente, se construyó el edificio de la sociedad “Argentinos y Orientales”.
Hasta ese entonces el desarrollo urbano de la villa había sido muy lento: abundaban los ranchos, eran escasas las casas de azotea y había muchos terrenos baldíos. Se trataba de un lugar apartado y oscuro, tal como describiera la ubicación del templo un cronista.(19) En ese recinto realizaban sus tenidas los masones y el Venerable Maestro don Bernardo Ramón Goyri, una vez asegurado de que estaban a cubierto de indiscreciones profanas, y protegidos, golpeaba el mallete contra la mesa y expresaba: “Silencio. Silencio en logia, mis hermanos”, momento de singular trascendencia y recogimiento para sus miembros, a quienes invitaba a concentrarse en sí mismos y a prepararse para escuchar con más atención las palabras que proseguían.
Las primeras actividades que se conocen de los masones en Gualeguaychú datan de la década de 1850. Eran tiempos difíciles para la organización nacional y especialmente para Entre Ríos, la segunda provincia del país. Abundaban los enfrentamientos políticos y bélicos.
El general Urquiza, que había sabido vencer y destrozar al ejército de Rosas, no lograba que los porteños confiaran en él y lo aceptaran políticamente. La clase dirigente de Buenos Aires quería separarse del resto de las provincias y estas, en cambio, aspiraban a unirse democráticamente bajo una forma de gobierno representativa, republicana y federal; aspiraban a establecerse constitucionalmente.
La provincia de Buenos Aires inicia el 11 de septiembre de 1852 un ciclo de revoluciones y hostilidades bélicas tendientes a lograr la separación del resto del territorio, que continúan en el mes de noviembre cuando envían una expedición militar comandada por los generales Juan Madariaga y Manuel Hornos, para que tomaran las ciudades de Gualeguaychú y de Concepción del Uruguay. Buscaban distraer a Urquiza e impedir que se reuniera el Congreso Constituyente.
Dentro de ese contexto histórico estaban insertos los masones de esta ciudad, dignos ciudadanos, respetuosos de la persona humana y defensores de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Combatían la ignorancia y la pereza, al mismo tiempo que la injusticia y la violencia. Predicaban con el ejemplo. Eso sí, “tampoco era un juego de desocupados caballeros”.(20)
Al referirse a la masonería en Gualeguaychú, un historiador sostiene: “…como se sabe, los adeptos a esta eran mitritas, y por lo tanto contrarios a Urquiza”.(21) Sin embargo no era tan así. Mitre, en el orden nacional, integraba el partido liberal y Urquiza, también; entonces, se tomaban posiciones de acuerdo con los principios rectores que eran los de libertad, igualdad y fraternidad.
Lo sorprendente es que la prensa de Gualeguaychú la emprendió desde el comienzo contra los masones intentando desprestigiarlos. El padre Borques, al referirse al periódico El Duende, expresa: “...lo que nos sorprende sobremanera es ver que este periódico levantó bandera contra la masonería”.(22) En realidad no se trataba de El Duende,(23) los ataques provenían del periódico La Época y eran intensos y apasionados, según deducimos por el tenor de las respuestas de los agraviados.
Los ataques fueron realizados por el periodista Isidoro de María, acompañado de su hijo Dermidio. De cualquier manera, los dos periódicos eran editados en la imprenta Gualeguaychú de Isidoro de María, por lo que podía utilizarlos indistintamente. No esbozaban cuestiones principistas, sino que la emprendían directamente contra el honor de sus integrantes, sin fundamentos, y los menospreciaban. Varias de las personas injuriadas respondieron a través de las páginas de La Esperanza de Entre Ríos. Entre ellos, el señor Bernardo Ramón Goyri, quien repudia las expresiones de Isidoro de María, al que considera un vil y cobarde injuriador. En la misma solicitada asume la defensa de su respetable amigo don Cayetano Valls, del que expresa “…que aunque lleva modestamente el delantal del artesano, es mucho más que otros digno de vestirse con el frac de caballero”.(24) Al mismo tiempo, también le responden a de María, rechazando las imputaciones, los señores Anacleto Durruti y Luis Vidal, los que se refieren también a los términos injuriosos, especialmente a los empleado, en la editorial del Nº 63 de La Época.(25)
Un suelto editorial de La Esperanza de Entre Ríos, titulado “Refinada Mala Fe”, se refiere a la conducta de Isidoro de María que aprovecha la ausencia del señor Eleuterio Grané ─que no estaba en la ciudad y no podía defenderse─ para atacarlo, en una actitud que “no lo honra”.(26)
Sobre la situación de la prensa en Gualeguaychú, nada más certero que transcribir las palabras del padre Borques que dice: “Estos hechos vienen a confirmar dolorosamente cuanto hemos dicho más arriba, a saber que tuerce su elevada misión la prensa, cuando dejando de ser vocero impersonal de altos ideales, se convierte en vehículo de ideas perniciosas y de desahogos personales”.(27)
El director responsable de La Esperanza de Entre Ríos era el francés José Lefèbre, masón y recipiendario de la mayoría de los embates, que llevó la peor parte, pero nada le impidió refutar los improperios y seguir escribiendo. Las burlas que le hacían por ser hojalatero las rebatía con singular ingenio y buen humor. Hacía gala de su ideario liberal y progresista y consideraba que solo se alcanzarían estos principios con la unión nacional y la plena vigencia de los postulados republicanos establecidos en la Constitución.
También era redactor y masón el señor Honoré Roustan, de nacionalidad uruguaya, que posteriormente sería el director del prestigioso periódico El Eco de Entre Ríos, y quien creó, junto a otros fundadores, el Recreo Argentino. Fue enérgico defensor de la libertad y de los derechos ciudadanos. La Esperanza de Entre Ríos publicaba numerosas colaboraciones, solicitadas y remitidos sobre variados temas, especialmente los que hacían referencia a la libertad. Como masones, estos hombres tenían la concepción ─y la difundían─ de que a través de esa institución era mucho más factible, gracias al número de integrantes y a su fuerza moral, que la provincia de Buenos Aires se incorporara al resto del país. Y en tal sentido trabajaron.
Por otra parte, permanentemente se le cuestionó a Isidoro de María que ejerciera el cargo de vicecónsul de la República Oriental, ya que por ser propietario de la imprenta y editor de diversos periódicos en la ciudad, recibía un sueldo del gobierno argentino, lo que era incompatible con aquel cargo uruguayo. Cuando el gobierno oriental lo reemplaza, se niega a entregarle el puesto al recién designado don Eleuterio Grané. Por eso, cuando este contesta las ofensas proferidas por de María(28), hace mención al hecho de que el periodista está anatematizando la política de su propio gobierno, pero a la vez deja sentado que quitarle esta representación sería despojarlo del único valor que puede ostentar.. Poco tiempo después se le hace imposible a Isidoro de María su estada en la ciudad y se vuelve a su país.

Actividades cívicas de la masonería
La primera actividad cívica que de ellos se conoce es la fundación de la Sociedad de Socorros Mutuos el 1º de julio de 1855, iniciativa del masón francés José Lefèbre. Comenzó a funcionar con 75 socios fundadores, y a fin de ese año ya contaba con 190, y $760 pesos en caja. Según el criterio de la masonería, las iniciativas se despersonalizan y pasan a ser obras de todos, por eso mencionamos también como fundadores a los señores Apolinario Benítez, Juan Iriarte, Juan Cinto, Amadeo Gras, Fernando de la Vergne, Augusto Poitevin y Santiago Sauberan, que constituyeron la primera sociedad de socorros mutuos de nuestro país. Obra fraternal que alcanzó gran éxito por sus principios solidarios de ayuda a los demás. Por una cuota mensual garantizaba a sus socios asistencia médica gratuita, la provisión de los medicamentos y otros servicios, como la ayuda fúnebre, y contaba con un panteón en el cementerio viejo. Por este último motivo los socios volvieron a reunirse con el fin de resolver la situación.(29)
La Sociedad de Socorros Mutuos se extinguió por la quiebra del tesorero, el banquero D. Juan Oxandaburu, el 1º de noviembre de 1871, quien era copropietario del banco Oxandaburu y Garbino.(30)
Conocida la pérdida de los fondos, ante la imposibilidad de seguir prestando los servicios, el administrador y los asociados reaccionan de inmediato, igual que los directivos, y convocan a diversas reuniones que no impiden la liquidación. Publican una solicitad, en la que entre otras cosas expresan: “Después de 16 años de existencia de la Sociedad de Socorros Mutuos, se retira en presencia de exigencias incalificables a las cuáles le ha sido imposible hacer frente y sobre todo en un momento en que un siniestro comercial ocasionado por el tesorero, le quita el recurso de los fondos sociales, habiendo sido acumulados con la estricta economía y la buena voluntad de los sostenedores de la Sociedad de Socorros Mutuos de Gualeguaychú, la primera establecida en la República Argentina”.(31)
            A la sociedad mutual le resulta imposible, sin las reservas, seguir cubriendo los servicios a sus asociados por lo que resuelve su disolución.(32) Se suspenden en momentos en que iban a ser más necesarios y apreciados.

NOTAS
(1) “EL NOTICIERO”; Año XII, Nº 1704, 6 de Enero de 1891 – Hemeroteca del Instituto Magnasco.
(2) BACHINI Elsa Beatriz; “Conferencias”, Pág. 165/66 – Talleres Gráficos, Mayo 1973, Gualeguaychú.
(3) “EL TELÉGRAFO”; Año IV, Nº 973, 8 de Enero de 1879, Pág. 2/Col 4 – Hemeroteca Biblioteca Popular Sarmiento.
(4) BORQUES Juan Carlos; “Ensayos Históricos sobre el Periodismo de Gualeguaychú”, Pág. 49 – “Imprenta Gualeguaychú”, San Martín 471, Gualeguaychú, 1919.
(5) “EL NOTICIERO”; Año III, Nº 410, 18 de Junio de 1882, Pág. 1/ C 1, 2 y 3 – Hemeroteca Biblioteca Popular Sarmiento.
(6) LAPPAS Alcibíades; “Logias Masónicas en la ciudad de Paraná”, Revista de Historia de Entre Ríos Nº 7, Pág. 89-147 –Impresiones Arauco, Perú 565, Buenos Aires, 1973.
(7) BOMPADRE Rolando; “Masonería – Unión del Plata, Historia de la Augusta y Respetable Logia Madre” – Editorial Dunken, Impresiones Dunken, Ayacucho 357, Noviembre 2013, Buenos Aires.
(8) LAPPAS Alcibíades; “La Masonería Argentina a través de sus hombre” – Tercera Edición, Pág. 237.
(9) RUIZ MORENO Isidoro J.; “Estudios y documentos de Historia Entrerriana” – Tomo I, Pág. 280, Talleres gráficos de Birkal Elohym, Octubre 2009, Colón.
(10) GRAS, Mario César; “El Pintor Gras y la Iconografía Histórica Sud Americana” – Pág. 232, El Ateneo, Ciudad de Buenos Aires, 1946.
(11) RUIZ MORENO Isidoro J.; “Goyri de Gualeguaychú” en revista Centro de Genealogía de Entre Ríos, Revista Nº 2 pp. 13/18, Impresiones Dunken, Ayacucho 357, Ciudad de Buenos Aires – 2004.
(12) LAPPAS Alcibíades; Ob. Cit. Pp. 210/11.
(13) “EL TELÉGRAFO”; Año IV- Nº 465, Lunes 25 de Agosto de 1879, Pág. 1/Col 2 y 3. (Aclaración: el subrayado pertenece al autor de esta nota)
(14) BORQUES Juan Carlos; “Ensayos Históricos sobre el Periodismo de Gualeguaychú” – Pág. 48, Imprenta Gualeguaychú, San Martín 471, Gualeguaychú 1919.
(15) LAPPAS, Alcibíades; “Logias Masónicas en la ciudad de Paraná” en Revista de Historia de Entre Ríos Nº 7, Pág. 90 –Impresiones Arauco, Perú 565, Buenos Aires.
(16) Ob. Cit. Pág. 100.
(17) PASQUALI Patricia; “La Masonería en la Unión Nacional” en revista “Todo es Historia”, Nº 473- pp. 6/21 Impresora Alloni Av. Patricios 1630, Ciudad de Buenos Aires 2006.
(18) EL VOTO LIBRE, Año II, Nº 176, 3/9/1887, P.3, col. 2. Hemeroteca Instituto Magnasco.
(19) EL NOTICIERO, Año XII, Nº 1704, 05, 6/1/1891, P.1. Hemeroteca Instituto Magnasco.
(20) DANERI DELGADO, Carlos Lisandro. “Crónica informal” (inédito), Gualeguaychú, junio de 1992, pp. 33/34, Biblioteca Popular Sarmiento.
(21) BACHINI, Elsa Beatriz. Conferencias. Aporte a la historia de Gualeguaychú, Gualeguaychú, Talleres Gráficos Gutenberg, 1973, P. 159.
(22) BORQUES, Juan Carlos. Ensayos históricos sobre el Periodismo de Gualeguaychú, Gualeguaychú, Imprenta San Martín, 1919.
(23) Ibid.
(24) LA ES PERANZA DE ENTRE RÍOS,  Nº 35,  27/10/1858,  p. 2,  cols. 1/2.
(25) Ibid.
(26) Ibid.
(27) BORQUES, op. cit., p. 58.
(28) ESPERANZA DE ENTRE RÍOS, Nº 17,  15/9/1858, p. 1,  col 4 y p. 2, cols. 1, 2 y 3.
(29) EL NOTICIERO,  Año  III, 6/8/1882,  p..  3, col.  4,  Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(30) EL CHIMBORAZO, Año II,  Nº 131, 20/10/1875,  p. 3, col. 5, Hemeroteca Biblioteca Sarmiento.
(31) EL GUARDIA NACIONAL, Año I,  Nº 50,  21/10/1871, p. 3.
(32) Ibid.

ORIGEN DEL INSTITUTO MAGNASCO. Algunas consideraciones históricas.

         De pequeñas ideas con inmensos horizontes han nacido las instituciones de los pueblos, en voluntades enormes han encontrado el impu...